La pavada de Andrés Calamaro en Tenerife.
El bonaerense celebró su particular noche de rock animal y verdades afiladas en el tercio de los sueños en La Laguna, Tenerife este pasado sábado 22 de julio no exento de polémica en el tramo final del concierto.
El concierto trascurrió con normalidad, incluso se pudo ver a un Calamaro en mejor forma que en su última visita al archipiélago, tanto vocalmente como en actitud. Se subió a su coche el ángel maldito, inútil negarlo con soberbias interpretaciones de «A los ojos», «Verdades afiladas», «Me arde», «Los aviones» dedicada al ex jugador del C.D. Tenerife y Real Madrid, Fernando Redondo, «Los aviones», «Estadio Azteca», «Para no olvidar», «Alta Suciedad», o «Maradona» en la que tuvo que esconder sus heridas.
Justo veníamos de un contundente medley que contenía algunos de sus temas más populares como Mi enfermedad, Todavía una canción de amor, Te quiero igual y Dulce condena, que el artista remató con Sin documentos para cerrar el set.
Calamaro en la isla del mar del veneno fue siempre el siete vidas. Su saludo por ajustadas saltilleras en el quite a su primero fue una aceptable carta de bienvenida. Se fue siempre al centro del ruedo con la muleta, en lucha sin cuartel contra el viento encargado del faro del fin del mundo. No estaban las cosas para menos ni más, «all you need is pop».
Con la llegada de los bises se produjo un momento de confusión que dejó a parte del público miradas un tanto incrédulas. Llega Flaca y su reconocible melodía y todo cambia. Calamaro aprovecha la Coda de la canción para susurrar al micrófono ‘Qué te vote Txapote’, y lo hace en varias ocasiones hasta terminar el tema.
De repente, a parte del público ya no le resulta tan simpático, y comienzan los gritos de ‘fascista’ y se le dirigen dedos corazón desde las primeras filas. Aún faltan Paloma, Crímenes perfectos y el cierre de Los Chicos, que la banda interpreta a la perfección con final de She’s so heavy de The Beatles incluido.
Si alguna vez te preguntaste como podría empañar un concierto un artista de este nivel, éste es un buen ejemplo. Calamaro aprovechó la jornada de reflexión de su concierto en Tenerife para soltar un chascarrillo tan tristemente popular como burdo, que consiguió que un público que minutos antes le aplaudía, acabara soltando sapos por la boca contra el artista.
Aún no sabemos qué necesidad tendría, qué le impulsó a cargarse una noche en la que la gente va a un concierto justamente a desconectar, ni siquiera a reflexionar de política y termina llevando a algunos de sus seguidores a una calle de no retorno.
Lo que sí parece es que parecía un mensaje absolutamente premeditado para la jornada de reflexión electoral, no se puede considerar una mera coincidencia y mucho menos un momento desafortunado ya que lo repitió como un mantra en sus últimos cuatro temas. Fueron casi dos horas de un tirón. La “Revoluti” ya no es lo que era. Sin guillotina no hay revolución. Más allá del bien son especies que desaparecen. Una auténtica Calamidad.
Texto Patricio González Machín y Carlos Pérez Báez. Fotos Patricio González Machín y Andrés Marvelli. Vídeos Carlos Pérez Báez.
