New York Dolls (1973)

New York Dolls 1973 disco review

Los primeros 15 segundos de «Personality Crisis» de New York Dolls te brindan todo lo que necesitas saber sobre el rock’n’roll: una guitarra incendiario con motor a reacción, un piano roll y un grito ininteligible seguido de «yeah, yeah, yeah, no, no, no, no-no»! Son los Stones, Jerry Lee y Little Richard lanzados a la luna en una explosión cegadora. 11 temas que se lanzaron un 27 de julio de 1973, cuando el sonido glam estaba mutando sutilmente en el punk temprano. 

El disco debut de los neoyorquinos producido por Todd Rundren, suena como una copia de mierda de los Rolling Stones la primera vez que la escuchas, mejorando con cada escucha. Tras la muerte hace dos años de Sylvain Sylvain, deja a David Johansen como el último sobreviviente del grupo. Con esa maravillosa portada del del disco tan desafiante, siempre a tono con el rock excitante, inspirador y destartalado que fueron capaces de crear toda su gloria, sin sofisticación, lejos del aspecto felino de Marc Bolan o la presencia extraterrestre de Bowie, lo suyo siempre fue de maquillaje corrido, tacos incómodos y prendas raídas.

El escándalo estaba asegurado, pero sus víctimas terminaron siendo principalmente ellos: dos de sus baterías, el colombiano Billy Murcia y su reemplazante Jerry Nolan y su guitarrista estrella Johnny Thunders, leyenda por derecho propio hacía tiempo que habían abandonado el edificio cuando el ex líder de los Smiths honró su fanatismo adolescente y se las ingenió para devolverles algo de todo lo que le habían dado, regalándoles un segundo acto en su carrera al convencerlos para reunirse en Londres. Un evento que tiene su mejor retrato en el emotivo documental New York Doll (2005), dedicado a Arthur Kane, el bajista que tocó fondo tras la separación del grupo y se convirtió al mormonismo, pero ocupó su lugar sobre el escenario del Royal Festival Hall.

Fueron originalmente acusados ​​de ser nada más que aspirantes a los Rolling Stones. Glam decadente y beligerante punk escucharás en sus once temas. Se trata de botas de plataforma, brillo de labios y posturas andróginas junto con una actitud revolucionaria que quema los tímpanos: el libertino, sórdido y obsceno rezuma bastante desde tus altavoces. Pero, más que nada, esto es simplemente un gran rock ‘n’ roll.

Comenzaría a nombrar favoritos, pero para esos están ustedes. Sin embargo, quiero mencionar «Lonely Planet Boy», la canción solitaria de medio tiempo, una canción de un anhelo y una soledad tan tiernos, con una catarsis escalofriante, que todavía me pone la piel de gallina después de todos estos años. 



«New York Dolls» es un álbum clásico de una de las bandas más importantes de todos los tiempos. Un álbum con actitud, sexy, político y con energía de sobra. El rock salvará al mundo.

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