Nos ha dejado Robbie Robertson a los 80 años, y con él también se marcha un (enorme) pedazo de la música americana. A parte de destacar su papel en los fundacionales The Band y su asociación con su colega Martin Scorsese, su labor como transmisor de la tradición musical del siglo XX en su autobiografía «Testimony» es simplemente extraordinario.
Sin entrar en la (triste) polémica con Levon Helm que los enfrentó durante tantos años, la decisión de dar por finalizado el camino de The Band con «The Last Waltz» le honró como artista. Aún me acuerdo de la primera vez que vi la película de joven, y la primera escena que me viene a la memoria es aquella en que el grupo rememora los tiempos en que tenían que robar comida para poder sobrevivir. MÚSICA en mayúsculas.
Fare thee well Robbie…