Cecilia nos dejó un 2 de Agosto de hace cuarenta y siete años. Un fatídico accidente de automóvil se llevó por delante con 27 años de edad a Evangelina Sobredo Galanes, artísticamente conocida como Cecilia. Hija de militar dentro de una familia acomodada, su educación cosmopolita abrió la mente a esta gran compositora y cantautora en una España rancia y casposa. Abandonó la carrera de derecho para centrarse en su gran vocación, escribir canciones y el canto. Aficionada desde muy temprana edad a la música, y ya asentada en Madrid comenzó a interpretar canciones escritas en inglés por diferentes colegios mayores.
A los dieciséis años consiguió ganar un concurso nacional de cantautores que le sirvió para grabar su primer sencillo junto a otros músicos bajo el nombre de Expresión. Adquirió el nombre de Cecilia gracias a un tema de Simon & Garfunkel, formación muy influyente junto a Joan Baez, Bob Dylan o The Beatles. Finales de los años setenta, dictadura agonizante, pleno apogeo de cantautores recriminando la situación que vivía la sociedad española… Ahí empieza la leyenda (o quizás cuando falleció), la voz aniñada, frágil… se sube al tren de artistas inconformistas que enarbolaban el compromiso social en sus composiciones. Sus primeras letras despuntaban por su gran habilidad compositiva, calidad poética y literaria por encima de lo que se llevaba en la época.
Baladas con denuncia social, censuradas (como no) por el régimen dictatorial. «Cecilia» (1972), «Cecilia 2» (1973) y «Un Ramito de Violetas» (1975) fueron los tres discos que dejó esta gran compositora. Críticas al ejército, a la hipocresía, denuncia de la familia patriarcal, dudas existencialistas… Su querida España, esa España viva, esa España muerta, esta España blanca, esta España negra (letra original). España lloró su pérdida en el punto más álgido de su carrera. La eterna revolucionaria que, con su voz reclamó los derechos de la mujer sigue inspirando a nuevas generaciones. Nuestro humilde homenaje a esta gran artista que levantó la voz cuando se tenía que ir con la cabeza agachada.