Iron Maiden dió en Barcelona uno de los conciertos del año, y eso sin saber que su motor y corazón había sufrido un ligero revés meses antes.
Han pasado ya dos semanas desde que la doncella de hierro arrasara con su paso el Palau Sant Jordi. A estas alturas de la película, con el nivel de información y conocimiento existente sobre los conciertos de Iron Maiden parecía que ya no hubiera más que aportar. La actual gira, The Future Past Tour, aúna en un mismo repertorio al reciente “Senjutsu” con los temas del clásico “Somewhere In Time” además de algún clásico de la banda. Teniendo en cuenta que hace un año estaban terminando la gira anterior, un cambio de repertorio requiere el esfuerzo de ensayar o incluso reaprender temas almacenados en el baúl de los recuerdos.
Han sido algunas las voces que han centrado su atención en Nicko McBrain. El carismático batería de la banda era el protagonista de la mayoría de los peros que se le han puesto a los conciertos de la gira. Que si no toca los temas tal y como fueron creados, que si tenía problemas de tempo, que si la edad. Yo estuve en el concierto de Barcelona, y mi primera impresión aún con los oídos saturados por el volumen es que había visto uno de los mejores conciertos de Iron Maiden de los últimos años. También es cierto que estaba en primera fila y que lo viví más como fan que como redactor objetivo.
Por eso, y gracias a quien se dedica a grabar los conciertos para colgarlos en la red, lo he vuelto a disfrutar en casa. Sin la excitación del momento, las ganas de disfrutar cada minuto y esa catarsis colectiva que te lanza a gritar lo de ¡Bolazo! en cuanto termina el concierto. El arranque de “Doctor, Doctor” esta vez dió paso al tema final de Blade Runner ideal para la estética de “Somewhere In Time”. Precisamente “Caught Somewhere In Time” fue el tema que inició una locura que se prolongó durante casi dos horas. A renglón seguido “Stranger in a Stranger Land” y la aparición de Eddie “The Shooter”. Dos temas que hacía la escalofriante de 35 años que no tocaban y que sonaron a gloria.
Todo aquel que haya seguido a un grupo de forma intensa es capaz de reconocer e identificar facilmente los cambios de tempo o los nuevos arreglos. Simplemente porque el cerebro tiene grabado a fuego el original. Y en este caso ninguna de las dos me pareció ni siquiera destacable si es que se llegó a producir. En los temas recientes como “Writing On The Wall”, “Days Of Future Past”, “The Time Machine” o “The Death of The Celts” es poco probable que pase. De alguna manera están creados a partir de las condiciones actuales de los músicos, pero interpretar un tema de hace 40 años puede ser más costoso.
Bruce Dickinson ha modelado su manera de cantar para adaptarse al paso del tiempo y los problemas que ha sufrido. Es por eso que no se porqué aún sorprende que en un trabajo tan físico como el de batería la gente se haga cruces porque alguien de setenta años no toque igual que cuando tenía veinte. Pero esa tampoco es la cuestión. Es posible que Nicko McBrain, a mi entender uno de los baterías más melódicos e infravalorados que han habido en el rock, haya adaptado, reducido o simplificado algún fill, pero sigue siendo dinámico y con una pegada tremenda. Y todo eso sin hacer público que semanas antes de preparar la gira había sufrido un derrame cerebral que dejó paralizado su lado derecho.
Hay quien dice que debería de haberlo dicho antes y se habrían ahorrado las críticas, las observaciones sobre su manera de tocar. Quizás sí habrían sido más considerados, pero el problema no está ahí. McBrain está en pleno derecho de no informar al mundo de algo privado. Y más cuando ha sido capaz de recuperarse y de enfrentarse al estrés y la exigencia de una gira mundial de manera casi excelsa. El problema radica más en el exceso de celo en conseguir el clickbait deseado o la falta de filtro y objetividad que brindan las redes.
Quizás sólo fueran producto del dolor de ver a tus héroes caer bajo el paso inexorable del tiempo. Pero esa manera de ver las cosas nos aleja del motivo por el que uno va a un concierto de estas características que es pasarlo bien y disfrutar. Y personalmente creo que Iron Maiden en edad de jubilación es capaz de dar sopa con ondas sobre el escenario a cualquier banda con treinta años menos. Sobre el escenario se les vió divertirse, interactuar entre todos y disfrutar de la experiencia del directo. Ya sea contagiados por el publico o transmitiendo ellos esa energía, se despacharon seguramente uno de los conciertos del año.
Ojalá este episodio no sea un motivo para que Nicko McBrain se plantee la retirada, porque eso significaría el final de una de las bandas más grandes de la historia y aún nos quedan algunos “The Prisoner”, “Alexander The Great” o “Heaven Can Wait” para recuperar de otros discos de Iron Maiden.
