Siempre me ha sorprendido (y fascinado) las sinergias y complicidades que se establecen entre músicos de diferente origen y formación. Artistas que comparten su amor por la música pero que a priori tienen pocos elementos en común, y que en el caso de Michel Camilo y Tomatito les separa un océano de distancia. Pero algunos/as son tan iluminados y geniales que derriban muros a golpe de notas musicales.
Desde su inicio colaborativo en 1998 la unión entre el pianista dominicano (con uno de los curriculum más brutalmente extenso del Jazz moderno) y el guitarrista almeriense (colega de Camarón, Enrique Morente y Paco de Lucía, casi nada…) no solo ha dado tres maravillosos discos en estudio, sino que nos va permitiendo disfrutar a través del tiempo de unos conciertos que son una gozada para los sentidos y el alma. Dos gigantes que conectan de manera real, nada artificiosa, como si de una jam eterna se tratase.
El inicio con el “Libertango” de Astor Piazzolla fue demoledor, toda una declaración de intenciones con aplausos de pie… ¡en la primera canción! Bajó la intensidad con la macerada “Our spanish love song” de Pat Metheny & Charlie Haden y regresaron al álbum inicial de la trilogía con la bulerías de “A Mi Niño José”. Camilo anunció que están trabajando en un nuevo disco, y no sé si en serio o en broma comentó que el título del nuevo LP sería “Spain again forever”, haciendo un juego de palabras con las tres obras anteriores: muy buen rollo entre los dos protagonistas, dando mucho juego no solo en el aspecto musical, sino también interactuando con un público ya totalmente entregado.
Reflexivos en “Água e vino”, tangueros to the max en “Adiós Nonino” también de Piazzolla y una preciosa cita a un amigo ya desaparecido, el “Armando’s Rhumba” de Chick Corea. Dos veces tuvieron que volver al escenario en sendos bises: el primero con la icónica “Spain” y el segundo con ese auténtico “tour de force” que es el “Concierto de Aranjuez”. Una noche fantástica, la reafirmación de que el talento no sabe de distancias, orígenes ni etiquetas, una inolvidable puesta al día de una propuesta que pasado el shock inicial no solo sigue vigente, sino que se expande y engrandece…
Fotos Noemí Pujolar.
