SUSTO publican «My Entire Life», su mejor disco hasta la fecha. Gran parte del álbum se grabó en The Space, en Charleston, pero también hubo sesiones en el Echo Mountain Recording (Asheville) y Chase Park Transduction (Athens). Como Johnny Delaware -uno de los miembros principales- se había mudado a México; estuvo grabando en su estudio casero del DF. Finalmente, cerraron todos los detalles en Tepotzlán (lugar de nacimiento del dios Quetzalcóatl), donde montaron un estudio portatil en un airbnb con la ayuda de miembros del Instituto Mexicano del Sonido.
Escucha «My Entire Life» de Susto aquí
Justin Osborne, líder de SUSTO, había cumplido un sueño firmando para New West y editando «Time In The Sun», un disco reivindicable al 100%. Pero llegaron los problemas: se divorció y tuvo dificultades para reconstruir su banda después de la pandemia. Varios miembros lidiaron con adicciones y depresiones. A pesar de estos desafíos, Justin encontró un nuevo amor y una madurez más profunda, todo lo cual se encuentra encerrado en «My Entire Life». Como suele pasar, grandes cambios vitales originan oleadas de energía creativa. Y así fue, aprovechando para escribir estas canciones junto al productor Wolfgang «Wolfy» Zimmerman, los cofundadores de SUSTO, Johnny Delaware y Marshall Hudson, y su prometida Caroline Foyle. Todos ellos aparecen en los créditos de composición del disco.
El resultado de tanto trabajo colaborativo es una mezcla bastarda de rock, folk y psicodelia, partiendo del country. Siempre comparados con Wilco, es en este disco donde parecen encontrar la madurez compositiva y, lo más importante, grandes temas. Canciones que documentan el viaje personal de Justin a través de los altibajos de su vida. Desde las secuelas de una relación rota tras casi una década hasta la celebración de empezar de nuevo con otro amor. Todo narrado con un claro deseo de extraer sabiduría de cada experiencia, buena o mala.
“La narrativa de SUSTO siempre ha sido confesional, y escribir canciones es mi forma de tratar de dar sentido al caos, bueno y malo, que me rodea”, observa Justin. “Estas canciones cubren el espectro de todo lo que ha sucedido en mi vida en los últimos años. Ha habido muchos cambios, que pueden ser dolorosos, pero también mucha alegría y esperanza, junto con todo lo demás. Me imagino que eso es lo que es la vida”.
Es un disco vital que apetece escuchar una y otra vez y que suena en muchos momentos a clásico, desde el fantástico riff que abre «Rock On». «Mt. Caroline» es un ejemplo claro, con su indie folk que no tiene nada que envidiar a los grandes del género mientras canta a un nuevo amor que se edifica desde los restos del pasado. «Tina» es otra ganadora, retrato de una madre que acaba de enviudar mientras sufre la adicción a las metanfetaminas de sus dos hijos. El tema homónimo tiene una de esas melodías que nos vuelven locos en Dirty Rock y un estribillo que no te abandona. Y no se acaba aquí. El disco sigue con algunas de las mejores canciones que han grabado, como «Rooster» o «Break Free, Rolling Stone». Si el sueño de Justin Osborne era acercarse a la orfebrería pop de Jeff Tweedy está de enhorabuena, acaba de grabar su «Summerteeth». Un disco que marcará su carrera para siempre.
