Se cumplen hoy 50 años de la muerte de uno de nuestros músicos de cabecera. El inventor de uno de nuestros géneros favoritos: el country rock. Gram Parsons falleció repentinamente el 19 de septiembre de 1973 mientras estaba en una de sus habituales escapadas al desierto de Joshua Tree, en un motel que sigue abierto y cuya gran atracción es la habitación número 8 en la que pasó sus últimas horas. Solía aprovechar la tranquilidad del desierto para tomar todo tipo de sustancias en compañía de alguna de sus amantes o amigos. Allí había pasado temporadas con Keith Richards, que aprendió de Gram todo sobre el country. Había crecido en una familia adinerada -su madre fue una rica heredera- y siempre había hecho lo que le venía en gana.
Gram acababa de grabar su segundo disco en solitario y estaba a la espera de partir hacia Europa para realizar una gira. Aunque en principio se dijo que había fallecido por causas naturales, sus personas más cercanas ya sabían que cuando llegara el informe toxicológico se descubriría la verdadera causa: sobredosis de barbitúricos. A pesar de haberse pasado todo la tarde bebiendo Jack Daniels sin parar, apenas tenía un 0,21 de alcohol. Pero en su cuerpo encontraron morfina, cocaína y varios medicamentos. Llevaba una temporada en que tomaba todo un cóctel de drogas cada día, tal como hicieron en su día héroes suyos como Hank Williams o Elvis Presley.
De hecho, horas antes ya había estado a punto de morir, salvándose gracias a la intervención de Margaret Fisher, una exnovia que le acompañaba, tras meterle unos cubitos de hielo en el ano. Ella también estaba metida hasta el fondo en la droga y conocía ese tipo de trucos de narcodependientes. Al ver que Gram espabilaba e incluso caminaba por la habitación, Margaret salió a buscar algo de cenar. Un error fatídico, pues lo dejó al cuidado de Dale McElroy, la novia de Michael Martin, el amigo que le acompañaba esos días y al que habían mandado a L.A. a por marihuana.
Dale era mucho más pardilla y no supo manejar la situación cuando notó que Gram respiraba raro. Intentó reanimarle sin éxito y, cuando Margaret regresó, la cosa pintaba ya muy mal. Llamaron a una ambulancia y, aunque lo llevaron al hospital, Gram ya no pudo ser reanimado. Lo declararon muerto pasada la medianoche.
Uno de los pocos documentos filmados que se conservan de Gram, además de su concierto de Altamont, es este fragmento de un concierto en Houston, pocos meses antes de morir.
Lo que sucedió después de su muerte es uno de los episodios más bizarros de la historia del rock. Su ataúd fue robado por Phil Kaufman cuando ya se encontraba en el aeropuerto de Los Ángeles a punto de partir para Nueva Orleans donde la familia de Gram había organizado el funeral. Al parecer, se habían prometido el uno al otro en el entierro de Clarence White (The Byrds) que si uno de ellos moría, el otro quemaría el cadáver para librarle de un funeral cristiano. En un primer momento, las noticias difundidas hablaban de un ritual satánico aunque muy pronto el sargento jefe de la policía desmintió la información: había sido alguien muy cercano.
Michael Martin, el amigo con el que pasó sus últimos días en el desierto, tenía -no me preguntéis por qué, pero en aquella época era habitual- un coche fúnebre. Así que dos días después, tras recuperarse del shock de la muerte de Parsons, Kaufman recordó su promesa e hizo gestiones para averiguar dónde estaba el cuerpo de Gram. Así que, disfrazados de vaqueros y borrachos como cubas, fueron hacia el aeropuerto a conseguir hacerse con el cadáver.
Engañaron a un policía diciendo que la familia había cambiado de planes. El agente incluso les ayudó a subir al cadáver, pero tal era el estado en el que estaban que chocaron contra una de las paredes del hangar. A pesar de todo, pudieron salir sin levantar sospechas. Compraron una garrafa de gasolina, fueron hacia Cap Rock, abrieron el ataud y empezaron la quema. Vieron focos a lo lejos, pensaron que era la policía y huyeron, dejando el cuerpo del creador del country rock ardiendo en medio de la noche. Fueron detenidos en el camino de vuelta a L.A., pero no por este suceso, sino porque volvieron a darse un golpe con el coche.
Al día siguiente, unos excursionistas encontraron el cuerpo completamente carbonizado. Ni siquiera se podía distinguir si era hombre o mujer. Al final, se pudo identificar el cadáver porque la esposa de Gram había pedido que se le enterrara con un anillo, el cual se encontró junto a las cenizas. Prácticamente todo el mundo en L.A. sabía que Phil Kaufman estaba involucrado en el tema, aunque él permanecía escondido. Días después, la policía lo detuvo en su propia casa, donde se estaba rodando una película. De todas formas, solo pudo ser acusado de robar el ataúd. Phil todavía que, horas después, al regresar a casa, todo el equipo de filmación le recibió con aplausos
Deshacerse de un cadáver no estaba tipificado en el Código Penal y, al final, todo se saldó con una multa de 749,99 dólares, el precio de oferta del féretro; y otros 300 por robo. Para pagarla, Kaufman organizó una fiesta con varias bandas, la más conocida Jonathan Richman and The Modern Lovers. También vendió chapuceras cervezas «artesanas» etiquetadas con la cara de Parsons y la intraducible leyenda: «Gram Pilsner: A stiff drink for what ales you». Hace poco salió a la venta alguna botella en las redes, desconocemos el valor que alcanzó en la subasta.
Por otro lado, lo que quedaba de Gram Parsons fue enviado a New Orleans y enterrado en una tumba en el llamado “The Garden of Memories” , un cementerio cerca del aeropuerto. El padrastro de Gram Parsons, un alcoholizado cazafortunas, quería hacerse con la herencia del músico. Para lograrlo, debía demostrar que había muerto en Lousiana y no en L.A., ya que según la ley, el hombre más cercano de la familia sería el heredero. Y, según esto, el afortunado sería él. El padre de Gram se suicidó cuando tenía 12 años y su madre falleció el día de su graduación por alcoholismo. Por fortuna, la chapucera cremación del cadáver lo evitó. Siguió luchando en los tribunales sin éxito y un año más tarde falleció de cirrosis.
Kaufman obtuvo el reconocimiento de los amigos del finado. Por poner dos ejemplos Keith Richards dijo: “genial, Phil, te hiciste cargo de Gram” o Emmylou Harris sentenció que «fue un hermoso acto de amor y amistad”. De hecho, ella le contrató de road mánager, algo que le dio a Phil mucho prestigio en la industria. La quería como a una hermana y en varias ocasiones llegó a las manos para defenderla. Más adelante trabajó con Joe Cocker, Frank Zappa o Nanci Griffith entre otros. Y ahí sigue, con 88 años, vivito y coleando, tras una vida de película que narró en su autobiografía. Un libro muy recomendable lleno de anécdotas de su vida salvaje, desde su relación con la secta Manson en los años sesenta.
Gram Parsons: un legado muy valioso
El 15 de noviembre de 2004 se celebró un concierto tributo a Gram Parsons en el Universal Amphitheater de Los Angeles, con la participación de su amigo Keith Richards y en el que llamó la atención la no participación de Emmylou Harris (según parece, tenía compromisos previos). En el concierto participaron varios de los artistas que más han contribuido a mantener la llama encendida: Steve Earle, Lucinda Williams, Jim Lauderdale, Jay Farrar, John Doe, Raul Malo… Podéis ver la noche completa aquí:
La influencia de las canciones de Gram sigue viva en la escena. De hecho, se considera uno de los grandes padres del sonido americana. Aquí dejamos una pequeña muestra de versiones de canciones de Gram Parsons.
Band of Horses – A Song For You
The Lemonheads – Brass Buttons
Patti Loveless – We’ll Sweep Out the Ashes in the Morning
Counting Crows – Return of the Grievous Angel
Elvis Costello -How Much I Lied
John Starling – In My Hour Of Darkness
Willie Nelson -$1000 Wedding
Buddy Miller & Lucinda Williams – «Hickory Wind»
