GRAVEYARD regresan con un disco sublime: Reseña de ‘6’

I’m not that much of a museum-goer. I do go about once a month to exhibitions around town, and while I enjoy them, I’ve never considered myself quite competent enough to be able to really appreciate the art. Especially if it’s modern art. Ever since I can remember, my experience of modern art museums has been walking through corridors filled with colorful and creative paintings and sculptures, while I watch these people who stare, motionless, in front of a piece of art. Totally engrossed, silent, eyes squinted, head slightly cocked to one side… as they wholly concentrate on some aspect of the piece that is apparently so fascinating that they can’t take their eyes off it. For years, this story repeated itself and I couldn’t help but feel like a phony. I’d glance back at the painting but couldn’t, for the life of me, figure out what could be so captivating about those squiggly lines that had this onlooker (obviously in the know) in a trance like that. But, one day, I figured it out: I was studying the wrong subject.

No soy alguien que visite museos con frecuencia. Una vez al mes voy a exposiciones por la ciudad y, aunque las disfruto, nunca me he considerado lo suficientemente competente como para apreciar verdaderamente el arte. Especialmente cuando se trata de arte moderno. Desde siempre, mi experiencia en museos de arte moderno ha consistido en pasear por pasillos llenos de esculturas y lienzos coloridos y creativos, mientras observo a personas que se quedan inmóviles frente a una obra de arte, simplemente mirando sin parar; completamente absortas, en silencio, con los ojos entrecerrados y la cabeza ligeramente inclinada hacia un lado… totalmente centradas en algún aspecto de la obra que aparentemente les resulta tan fascinante que no pueden apartar la mirada. Durante años, esta historia se ha repetido y no he podido evitar sentirme como una inculta. No podía, por nada del mundo, comprender qué podía ser tan cautivador en esos garabatos que tenían a ese espectador (evidentemente entendido en el tema) en un trance de esa manera. Pero un día, lo entendí: yo había estado estudiando el sujeto equivocado.

I realized that I actually do the same thing with music. The posture is different, but the observation is the same. I don’t just listen to a song once and make a brash verdict. That wouldn’t do justice to the artist who has spent hours, days, months, sometimes even years toiling away over their labor of love. And, it wouldn’t be fair to myself either: I might miss out on something amazing. Let’s face it – the first time you come across or try something new, you don’t always like it. My numbskull adolescent self spit out my first sip of a Budweiser all over my pimple-faced friends standing around me. I thought beer was disgusting! How could people intentionally spend hours on end at bars and pay to drink that poison? But, then I took another swig and, lo and behold… I liked it! Fast forward to present day and I don’t only like it, but opening one of those bad boys has become one of my favorite pastimes. That first swig on a weekend or after a long hike is such an enjoyable moment that I know I will never tire of it. Art (music included) is like beer in that way. Sometimes it’s an acquired taste. Sometimes it grows on you. And, just like great beer, if it’s really great music, you have to let it sink in and really appreciate it. I realized that’s what the captivated onlookers were doing when they stood there studying a work of art at a museum, and that’s what I have been doing all my life when I first listen to new music.

Me di cuenta de que en realidad, hago lo mismo con la música. La postura es diferente, pero la observación es la misma. No solo escucho una canción una vez y emito un veredicto apresurado. Eso no haría justicia al artista que ha dedicado horas, días, meses, a veces incluso años, trabajando en su obra de amor. Y tampoco sería justo para mí: podría perderme algo increíble. Afrontémoslo: la primera vez que pruebas o te encuentras con algo nuevo, no siempre te gusta. Mi yo adolescente, un tanto ilusa, escupió mi primer sorbo de Budweiser en toda la cara de los amigos que tenía a mi alrededor. Pensé que la cerveza era repugnante. ¿Cómo podía la gente pasar horas y horas en bares y ¡pagar! para beber ese veneno? Pero, luego di otro trago y, ¡oh sorpresa!, ¡me gustó! Avancemos hasta el día de hoy y no solo me gusta, sino que abrir una de esas latitas se ha convertido en uno de mis pasatiempos favoritos. Ese primer sorbo en un fin de semana o después de una larga caminata es un momento tan placentero que sé que nunca me cansaré de ello. El arte (incluida la música) es como la cerveza en ese aspecto. A veces es un gusto adquirido. A veces te va gustando más con el tiempo. Y, al igual que una buena cerveza, si la música es realmente buena, tienes que dejar que se empape en ti para realmente apreciarla. Me di cuenta de que eso es lo que están haciendo los cautivados amantes de arte cuando estudian una obra en un museo, y eso es lo que he estado haciendo toda mi vida cuando escucho música nueva por primera vez.

Nevertheless, we can’t forget about the little phenomenon known as ‘love at first sight’. That needs no explaining: when you know, you know. No matter how many times you listen to that song or album, you will be fully and passionately devoted to that piece of music. And, not only will you never tire of it, but even though you loved it from the very first moment, you somehow find yourself loving it even more with every spin on the turntable or ‘repeat’ on Spotify, no matter how impossible that seems.

That basically sums up my experience with Graveyard’s latest album ‘6’ (Nuclear Blast, 2023).

Sin embargo, no podemos olvidarnos del pequeño fenómeno conocido como ‘amor a primera vista’. Eso no necesita explicación: cuando lo sabes, lo sabes. Si eso te pasa, no importa cuántas veces escuches esa canción o álbum, estarás completamente y apasionadamente entregado a esa pieza de música. Y, no solo nunca te cansarás de ella, sino que, aunque te haya flipado desde el primer momento, de alguna manera, te darás cuenta que, por muy imposible que parezca, te flipará más y más con cada giro en el tocadiscos o ‘repeat’ en Spotify,
Eso básicamente resume mi experiencia con el último trabajo de Graveyard, ‘6’ (Nuclear Blast, 2023).

Last May, I was lucky enough to interview Graveyard’s guitarist Jonatan La Rocca-Ramm before the Swedes headlined Madrid’s Kristonfest, and when I asked him about the upcoming album, he hinted at the fact that it was going to be a more personal, sort of “pandemic rock” than their previous projects. He wasn’t lying. It’s natural: someone once told me that music (and other forms of art) tends to reflect on what’s happening in the world, or at least in the artist’s world, at the time. The pandemic had an impact on each and every one of us to a lesser or greater extent, and much of this album was written during the height of all that chaos. Therefore, it’s not a surprise that this project denotes a slight deviation in their musical direction; drenched in an introspective, melancholic, sometimes desperate and almost unsettling tone throughout. There’s already a lot of talk of how it sounds like they’ve gone back to their classic rock roots; namely Steppenwolf or The Doors (for me, an unembellished, stripped-down, no frills Jim et.al) and how it’s not your average, angst-filled, high-voltage Graveyard…, but what it most definitely is, is a MAGNIFICENT work of art that I consider to be their most perfect and intelligent project to date.

En mayo, tuve la suerte de entrevistar al guitarrista de Graveyard, Jonatan La Rocca-Ramm, antes de que los suecos encabezaran el Kristonfest de Madrid, y cuando le pregunté sobre el próximo álbum, insinuó que iba a ser algo más personal, una especie de «rock pandémico», comparado con sus proyectos anteriores. Y así es. Es natural: alguien me dijo una vez que la música (y las demás formas de arte) tiende a reflejar lo que está sucediendo en el mundo o, al menos, en el mundo del artista, en ese momento. La pandemia impactó a todos nosotros en mayor o menor medida, y gran parte de este álbum fue escrito en el apogeo de todo ese caos. Por lo tanto, no es sorprendente que este proyecto denote una ligera desviación en su dirección musical y que esté empapado en un tono introspectivo, melancólico, a veces desesperado y casi perturbador. Ya se está hablando mucho de como suena como si hubieran vuelto a sus raíces del rock clásico; en concreto, a Steppenwolf o The Doors (para mí, un Jim y cía sin adornos, simplificado y sin artilugios) y de que no es el típico Graveyard lleno de angustia y alto voltaje… Pero lo que es, definitivamente, es una MARAVILLOSA obra de arte que considero su proyecto más perfecto e inteligente hasta la fecha.

Speaking about going back to the classics, for this, their 6th album, Graveyard has also gone back to their trusty producer and sound engineer, Don Alsterberg, with whom they worked for their first three albums, including their politically-charged masterpiece that highlighted the Swedish band’s musicianship and capacity to conjure up memorable hooks and melodies, “Lights Out” (2012). In, the case of ‘6’, it was recorded at the Silence Studio in Koppom Värmland and at Alsterberg’s own studio, Don Pierre, in Gothenburg.

Hablando de volver a los clásicos, para este, su sexto álbum, Graveyard también ha vuelto a su fiel productor e ingeniero de sonido, Don Alsterberg, con quien trabajaron en sus tres primeros álbumes, incluida su apabullante y políticamente cargada ‘Lights Out’ (2012), que destacó por la destreza musical de la banda sueca y su capacidad para gestar melodías y ganchos pegadizos. En este caso, ‘6’ fue grabado en el Silence Studio en Koppom Värmland y en el estudio propio de Alsterberg, Don Pierre, en Gotemburgo.

From the very first second you press play, you know you’re in for a treat. The 38-minute minimalist sonic foray starts out courageously with a slow and haunting tune that, while it sets the tone for what’s about to come, is so unsettling and almost disturbing, that you can’t help but admire Joakim Nilsson (lead vocals, guitar), Jonatan Larocca-Ramm (vocals, guitar), Truls Mörck (bass, vocals) and Oskar Bergenheim (drums), as they heroically start the album out with “Godnatt”, a title that you’d usually expect to announce the end of something: “Good night.” It would normally mean “we’re done here”, or “it’s all over”, and yet, the ride has just begun. Those keys and that drawn-out, albeit abrupt, outro are just as intelligent as it gets. Yes, Graveyard has come to throw down. And they do it so subtly that you don’t even realize what’s about to happen.

Desde el primer segundo que le das al play, sabes que te espera algo especial. La incursión sonora minimalista de 38 minutos comienza valientemente con una melodía lenta y evocadora que, aunque establece el tono de lo que está por venir, es tan inquietante y casi perturbadora que no puedes evitar admirar a Joakim Nilsson (voz principal, guitarra), JonatanLarocca-Ramm (voz, guitarra), Truls Mörck (bajo, voz) y Oskar Bergenheim (batería), por comenzar el álbum tan heroicamente con «Godnatt», un título que normalmente esperarías para anunciar el final de algo: «Buenas noches». Suele significar «ya está» o «todo ha acabado» y, sin embargo, la aventura acaba de comenzar. Esos teclados y ese final alargado, que termina de forma abrupta, son simplemente ingeniosos. Sí, Graveyard ha venido para echar un pulso al rock tal y como lo conocemos hoy en día. Y lo hace de manera tan sutil que ni siquiera te das cuenta de lo que está a punto de suceder.

That’s when “Twice” explodes. The first teaser that was released got rave reviews. I loved it, as did most all of Graveyard’s die-hard fans. It’s an upbeat, action-packed anthem that shows you that even if the world’s got you down, you can still get back up and fight another day. Once again, I can’t help but notice how ‘intelligent’ this track is: the backing vocals, the transitions and the use of pedals and effects (something Joakim and Jonatan don’t tend to do as they usually prefer to hook up their guitars directly into the amps) are all incredibly clever; not to mention those profound, hard-hitting lyrics juxtaposed with such a punchy rhythm.

Ahí es cuando explota «Twice». El primer sencillo que se editó recibió críticas entusiastas. Me encantó, al igual que a la mayoría de los fans incondicionales de Graveyard. Es un himno animado e intenso que te muestra que incluso si el mundo te quiere abatir, aún puedes levantarte para luchar otro día. Una vez más, no puedo evitar notar lo ‘inteligente’ que es esta pista: los coros, los cambios y el uso de pedales y efectos (algo que Joakim y Jonatan no suelen hacer, ya que generalmente prefieren conectar sus guitarras directamente a los amplis); sin mencionar esas letras tan profundas y contundentes que se yuxtaponen con ese ritmo tan lleno de energía.

In fact, the rhythm is something that stands out throughout the album. The third track, “I Follow You”, sounds almost tribal at the beginning. Probably Graveyard’s most unique song on the album, it has their trademark ups-and-downs and I can almost guarantee it’s going to be a staple on their upcoming setlists. The band has put out some incredible music throughout the years, but where they really shine is on stage. Jonatan, himself, said they “try to keep the music alive by mixing in some improvisation here and there” when they play live, and I have a feeling they are going to explore and play around a lot with this song on tour.

I don’t believe ‘6’ was meant to be a concept album, but there are moments when it almost sounds like it could be. If that were the case, then this album is taking us on a dark rollercoaster ride through madness, and this track, chock-full of despair and guitar-laden aggression, is our first realization that we’re going down the rabbit hole.

De hecho, el ritmo es algo que destaca en todo el álbum. La tercera pista, “I Follow You”, suena casi tribal al principio. A pesar de sus característicos desarrollos, el sello personal de Graveyard, es probablemente la canción más única en el álbum, y estoy segura de que será un tema asiduo en sus próximos sets. La banda ha compuesto música increíble a lo largo de los años, pero donde realmente brillan es sobre las tablas. En la entrevista en mayo, Jonatan dijo que «tratan de mantener viva la música mezclando algo de improvisación» sobre el escenario, y tengo la sensación de que van a explorar y jugar mucho con esta canción en directo.
Dudo que ‘6’ estuviera destinado a ser un álbum conceptual, pero hay momentos en los que casi suena como si lo fuera. Si ese fuera el caso, entonces este álbum nos lleva de viaje en una oscura montaña rusa a través de la locura, y esta pista, llena de desesperación y agresión guitarrera, es nuestro primer atisbo de lucidez, cuando nos damos cuenta de que nos estamos adentrando en la madriguera del conejo.

                   

The journey continues and we come across their second single: “Breathe In, Breathe Out”. This, much like their previous teaser, is unmistakably ‘Graveyard’; almost a throwback to “Slow Motion Countdown” (Lights Out, 2012). The swingy, Doorsy, organ-laden track really showcases Jonatan’s gorgeous, dripping, very John Mayall / Peter Green riffs and I can’t wait to hear his killer solos on this one live.

El viaje continúa y nos encontramos con su segundo sencillo: “Breathe In, Breathe Out”. Éste, al igual que su avance anterior, es innegablemente ‘Graveyard’; casi un homenaje a “Slow Motion Countdown” (Lights Out, 2012). La canción, con ese órgano y ritmo swing al estilo de The Doors, realmente resalta los magníficos riffs de Jonatan (muy John Mayall / Peter Green), y hace que me entren muchísimas ganas de presenciar, una vez más, sus increíbles solos en directo.

If we go back to the possibility that this is a quasi-concept album, the largely melodic and catchy “Sad Song” would probably be a sort of ‘turning point’: something has to change; I’m doing all I can, so “now what”? The keyboards give it a very bluesy, old-school rock and roll touch and it’s a pretty song with a nice arrangement, however, it almost seems a little out of place and doesn’t really speak to me as much as the rest of the tracks on the album.

Si volvemos a la posibilidad de que este sea un álbum cuasi conceptual, la melódica y pegadiza «Sad Song» sería probablemente una especie de ‘punto de inflexión’: algo tiene que cambiar; estoy haciendo todo lo que puedo, así que «¿y ahora qué?» Los teclados le dan un toque muy bluesero, de rock and roll antiguo, y es una canción bonita con un buen arreglo, sin embargo, parece un poco fuera de lugar y no me llega tanto como el resto del disco.

Alas, no fear, vindication has arrived and its name is “Just a Drop”. To be honest, the first time I heard this track, I wasn’t entirely impressed. I felt something was missing in the intro. Nevertheless, just as with my first beer, I pressed repeat and, similarly to an onlooker at a museum staring at a painting, I stopped and really paid attention. And that’s when it happened – the hairs on the back of my neck stood up. I got it! Those riffs! Joakim’s raspy, urging vocals! That retro, heavy metal groove! That refrain! …one of my favorite tracks on the album, without a doubt.

Pero, no teman, la redención ha llegado y su nombre es «Just a Drop». En verdad, la primera vez que escuché esta canción, no me impresionó mucho. Sentí que algo faltaba en la intro. Sin embargo, al igual que con mi primera cerveza, decidí repetir y, de manera similar a un amante del arte mirando fijamente un cuadro, me detuve y realmente presté atención. Y fue entonces cuando sucedió: el vello de mi nuca se erizó. ¡Lo entendí! Esos riffs, esa voz ronca y apremiante de Joakim, ese ritmo heavy metal retro, ese estribillo… sin duda alguna, es una de mis canciones favoritas del álbum.

To be honest, although I’ve probably heard this album 100 times since it was released last Friday, I still haven’t decided on my favorite track. But, I do have one thing clear: “Bright Lights” moves me every single time I hear it. Ignore the lyrics and just listen to the pleading vocals, the relentless drums, the scathing guitar…, and you begin to sense this conversation between two people: one is begging; the other, impassive. It’s crushing…

Then, if I listen to the lyrics, I’m transported back to “Uncomfortably Numb” (Hisingen Blues, 2011), but somehow, I’m on the other side of the looking glass this time. “Bright Lights” is an oxymoron of a song. There are no «lights» and there’s nothing “bright” about this. It’s the most chilling, devastating song on the album. And it’s perfectly sublime.

En verdad, aunque probablemente he escuchado este álbum unas 100 veces desde su publicación el pasado viernes, todavía no he decidido cuál es mi pista favorita. Pero tengo una cosa clara: “Bright Lights” me conmueve cada vez que la escucho. Ignora la letra y simplemente escucha esa voz suplicante, ese implacable ritmo, esos incisivos riffs… y empiezas a intuir una especie de conversación entre dos personas: una está rogando; la otra, impasible. Es brutal…
Luego, cuando escucho la letra, me transporta de vuelta a “Uncomfortably Numb” (Hisingen Blues, 2011), pero de alguna manera, esta vez estoy en el otro lado del espejo. “Bright Lights” (luces brillantes) es una paradoja. No hay ‘luces’ y no hay nada ‘brillante’ en esto. Es la canción más emocionante y devastadora del álbum. Y es perfectamente sublime.

Regrettably, we find ourselves nearing the end of this journey. The album, Graveyard’s shortest except for ‘Lights Out’, winds down with “No Way Out”, a soul-filled, bluesy groove that is somewhat less original than the rest and probably the only thing that keeps this album from being simply perfect. In fact, it’s probably the only ‘skippable’ track on this album, something I find quite surprising since Jonatan told me that there were about 6 songs that didn’t make the cut for the album.

Lamentablemente, nos encontramos acercándonos al final de este viaje. El álbum, el más corto de Graveyard después de ‘Lights Out’, empieza su desenlace con “No Way Out”, un ritmo soulero lleno de blues que es algo menos original que el resto y probablemente lo único que impide que este álbum sea simplemente perfecto. De hecho, puede que sea la única canción que podrías saltar en este álbum, algo que me resulta bastante sorprendente, ya que Jonatan me dijo que había alrededor de 6 canciones que descartaron para el álbum.

Which brings us to the closer, “Rampant Fields”. Its infectious, eerie groove almost puts you into a trance before it suddenly stomach-kicks you down to the bottomless pit you were trying to crawl out of. And yet, inexplicably, there’s a glimpse of hope in it all. That is, right before that abrupt END: just like that, it’s over.

Graveyard made us wait 5 years, but it was well worth it. This emotional whirlwind of a record is, in my mind, without a doubt, not only their best record, but my favorite record of the year so far. There’s no other band out there that’s doing what Graveyard is doing as well as they’re doing it.

Lo que nos lleva al cierre, “Rampant Fields”. Su contagioso y escalofriante ritmo casi te sumerge en un trance antes de darte una patada en el estómago que te arroja hacia el abismo sin fondo del que estabas tratando de salir. Y, aun así, inexplicablemente, hay un destello de esperanza en todo esto. Eso es justo antes de ese abrupto FIN: así, de repente, se acabó.
Graveyard nos hicieron esperar 5 años, pero valió la pena. Este torbellino emocional de un disco es, en mi opinión, sin lugar a dudas, no solo su mejor disco, sino mi disco favorito del año hasta ahora. No hay otra banda hoy en día que esté haciendo lo que hace Graveyard, y que esté a su altura.

But don’t take just my word for it. The truth of the matter is that reviews are based on nothing more than personal opinions and tastes.

I don’t expect you to listen to this album 100 times like I did before reaching a verdict. But, I beg of you one thing: listen to this album. Really listen. Go into a dark room, put on some headphones, lay down and take a deep breath. Pull up your go-to streaming app or put on the record and find “Bright Lights”. Close your eyes and press play. If that slow-burn doesn’t take you to another place, another moment in time, and if, when you finally open your eyes, you don’t have to brush away a tear, you’re probably not human. Or, maybe you just need another swig…

Pero no te quedes solo con mi veredicto. En realidad, las críticas y reseñas se basan en nada más que opiniones y gustos personales.
No espero que escuches este álbum 100 veces como hice yo. Pero, te ruego una cosa: escucha este álbum. Escúchalo de verdad. Entra en una habitación oscura, ponte unos auriculares, túmbate y respira profundamente. Abre tu aplicación de streaming preferida o pon el disco y busca “Bright Lights”. Cierra los ojos y dale al play. Si esa combustión lenta no te transporta a otro lugar, a otro momento, y si, cuando finalmente abras los ojos, no tienes que apartar alguna lagrimilla, es posible que no seas humano. O, tal vez, solo necesitas otro trago

TRACKLIST:

A1 Godnatt
A2 Twice
A3 I Follow You
A4 Breathe In Breathe Out
A5 Sad Song
B1 Just A Drop
B2 Bright Lights
B3 No Way Out
B4 Rampant Fields

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