La quinta edición del Rootsound contó en su cartel con una actuación de lujo el pasado día 26 en Razzmatazz 3. Nada más y nada menos que The Warner E Hodges Band dispuesta a hacer vibrar al público con su incendiario show lleno de rock, country y muchas ganas.
Para quién no conozca a Warner E Hodges, algo a lo que debería de ir poniendo remedio de inmediato, decir que ha sido mano derecha de dos grandes como Jason Ringenberg y Dan Baird es suficiente para justificar una entrada a sus conciertos. Tuve la fortuna de verlo hace once años formando parte de los Homemade Sin y aquella noche me voló la cabeza. No solo era su técnica a las seis cuerdas, sino su actitud y potencial de entretenimiento lo que me llevaron a saber de él. El pasado martes nuestros caminos por fin se volvieron a cruzar.
Y me encantaría poder decir que Razzmatazz 3 se llenó hasta la bandera para disfrutar del espectáculo. Pero lo cierto es que cuando la banda salió al escenario no había más de una cincuentena de personas esperando. Eso sí, el público estuvo tan entregado como los músicos que no se dejaron vencer por el vacío aspecto de la sala. Aunque para los presentes, la sensación al terminar fue de ser privilegiados por disfrutar en mayúsculas de todo un espectáculo de buen rock.
Con la novedad de Shane Dixon en los parches, la Warner E Hodges Band mantiene a la guitarra a Ben Marsden y a Jason Knight en el bajo. Y lo cierto es que el cuarteto no dió ninguna tregua desde el momento en que se subieron al escenario. Con “Soul Shaker” aún por salir a la venta bajo el brazo y años de carretera por las venas ofrecieron un repertorio sin fisuras. Desde la inicial “That Rock And Roll”, los dedos de Hodges y Marsden decidieron incendiar sus mástiles con sus licks y solos.
Se fueron sucediendo los temas de su carrera en solitario salpicando el setlist con alguna de las piezas creadas junto con Dan Baird como “Licka Sense”. “Right Where I Started”, The Magician”, “Ghost On The Road”, “Tick Tock” se mezclaban con las nuevas creaciones como “Shine” o “Great Unknown”. En todas ellas el buen hacer y gusto iba marcando a fuego una sonrisa en los rostros que disfrutaban con los giros de guitarra con que Warner adornaba su actuación. Muy comunicativo, presentó los temas, atendió a las peticiones y saludos de los presentes y nos hizo partícipes del concierto.
El concierto siguió el guión establecido por Warner E Hodges en el papel hasta “I’m Your Man”. En ese momento, una voz del público lanzó como sugerencia “Two For Tuesday” de Dan Baird and Homemade Sin y el setlist fue simplemente una mera referencia. Por sorpresa se lanzaron con el clásico de Cheap Trick “I Want You To Know Me”. Cuesta abajo y sin frenos el concierto había alcanzado velocidad de crucero y no había quien lo parase. “Red Devil Road” fue la última pincelada a su futuro trabajo y con “I Love You Baby” nos llevó a 2007 y su excelente “Centerline”.
Con la revolucionada versión de “Country Roads” de John Denver y “Let There Be Rock” de AC/DC parecía que terminaba el concierto por las limitaciones horarias de la sala. Pero la locomotora del rock’n roll es imparable cuando está en plena marcha y se despacharon con “White Lies” de Jason & The Scorchers y el clásico de Neil Young “Rockin In The Free World” haciendo saltar por los aires las agujas de un reloj que pedía que la velada no terminase. Pero aún hubo tiempo de regalar púas, fotos y firmas a quien se llevase cualquiera de las golosinas que había sobre la mesa del merchandising.
Un concierto al que solo le faltó el calor de un público más numeroso. Y no, no me vale la excusa de “es que Phil Campbell está en Salamandra y eso no ayuda”. Cierto es que habrian algunos que tendrían dudas, pero esa no es la cuestión. Según cuentan, Salamandra tampoco estaba lleno. ¿En serio que en una ciudad como Barcelona no es capaz de juntar a mil personas para llenar dos salas donde ofrecen conciertos de calidad? Espero que por el bien de la gira de Warner E. Hodges en el resto de ciudades pueda disfrutar de unos conciertos más sudorosos y con menos espacio personal entre los asistentes. Realmente se lo merece.
Fotos: Desi Estévez
