Dylan Leblanc llegó a Madrid. Su concierto, uno de los más esperados, vino precedido de una extensa gira por medio mundo y gran parte de nuestro país. Desde Santander hasta mañana en Avilés, pasando por otras seis localidades más, vino a presentarnos su «Coyote» particular, su disco más anhelado, el que siempre quiso hacer. Autoproducido y grabado en los Fame Studios de Muscle Shoals (Alabama), el templo del soul y rock sureño, donde han grabado los grandes.
«Siempre me he identificado con un coyote. Soy un solitario por naturaleza. He corrido con algunas manadas. Basé el personaje en este animal, ya que así es como llaman a los contrabandistas de personas y drogas que cruzan la frontera mexicana con Texas.»
El músico afincado en Nashville, ha construido un disco que enhebra armonías que te envuelven, te atrapan al comienzo de las canciones, te vapulean durante y al final te posa con suavidad en esos lugares que albergan su alma. Algunos lo llaman country-rock del pleno siglo XXI, con dosis de folk espacial y mucha tradición. Para mí fue una ensoñación.
Junto a su banda The Steel Vaqueros, formada por Clay Houle, el Coyote Eléctrico, su amigo del alma, extraordinario! El guitarrista más feliz sobre un escenario. James LeBlanc, su padre al bajo, músico y compositor en los afamados Fame Studios. Eric Lloyd a la batería, impecable y por último Ian Klin, un teclista como la copa de un pino, nos ofrecieron un concierto para no olvidar. La descarga eléctrica fue brutal y nos regalaron con una generosidad impagable lo mejor de ellos hasta el final. El tema que cerró la noche en Clamores fue un estallido, una fiesta. «Beyond the Veil» entró reposadamente, evolucionando su voz hasta romperla, grave, rota, cerrando con toda la energía de las guitarras. No había donde esconderse, sólo al fondo de la sala podíamos ser conscientes de lo que habíamos escuchado esa noche y soñar con luciérnagas.
El concierto discurrió entre temas de «Coyote» (2023), «Cautionary Tale» (2016) y «Paupers Field» (2010)
