Stick Men junto a Gilipojazz actuaron dentro de la abultada programación del Festival de Jazz de Madrid. El domingo 5 de Noviembre en la remodelada Sala Villanos se daban cita dos tríos con visiones distintas de hacer música. Con extrema puntualidad y una abarrotada sala presenciaba como la formación madrileña se pusieron manos a la obra, «Somos Gilipojazz, humor de mierda, es nuestro rollo». Ángel Cáceres al bajo, Iker García a la guitarra y Pablo Levin a la batería establecen su música instrumental producto de la creatividad, fusión de influencias y mucha agudeza.
Desencadenante de sonidos energéticos y llenos de movilidad. Jazz, rock, progresivo…. música que se sale de los márgenes establecidos donde la frescura, espontaneidad y vitalidad son su gran aliciente. Singular puesta en escena la de esta formación, donde el sentido del humor se mezcla con la música. Entre chascarrillos presentaron temas de su primer disco «Donde Está El Jazz?», algún que otro tema nuevo y versión de Focus. Desparrame sonoro que llamó la atención a Tony Levin que les observaba desde las escaleras que suben al escenario. Demostraron un gran nivel instrumental y el público supo reconocerlo aclamando su actuación. Stick Men despertaron gran interés por los amantes del rock progresivo, sobre todo si hablamos de una formación que parte de sus integrantes han estado presentes en una de las bandas pioneras del género. Lo que fue la sección rítmica durante algunos años de King Crimson Tony Levin y Pat Mastelotto junto al guitarrista Markus Reuter constituyen este poderoso trío que se reencontraba con su público más incondicional. Independencia sonora donde la instrumentación se acota a tres músicos que optan por diversificar la música a límites desorbitados.
Artífices que saben sacar el máximo rendimiento al conjunto de sonidos que resuenan simultáneamente, incluso cuando cada uno marca su propia línea melódica. La combinación de guitarra y bajo en un mismo instrumento (Chapman Stick) Tony Levin se encarga de ejecutarlo magistralmente logrando progresiones inexploradas. Una densa combinación sonora, a veces discordante, que en ocasiones cuesta seguir a pesar de estar plenamente concentrado en la actuación. Prueba de ello el desmarque, en algunas ocasiones, de Mastelotto dejando tanto a Levin como a Reuter con su guitarra táctil U8 a su libre albedrío. Un intenso rock progresivo donde complejas y excéntricas composiciones ponen de manifiesto la destreza de cada instrumentista. La alienación sonora hipnotizó a todos los asistentes implicándose en las sendas versiones de King Crimson. Gran noche de rock experimental a cargo de dos formidables bandas. La osadía juvenil de Gilipojazz y la avezada experiencia de Stick Men.
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