Los Estanques – Los Estanques (2019)

Los Estanques 2019 disco review Iñigo Bregel

Uno cree estar de vuelta de todo. ¿La actualidad? Bufff, qué perezón. ¿Y encima me dices que cantan en castellano? Venga ya, olvídame, que ya está todo inventando, la música actual es puro reciclaje y bla bla bla. Absurdas excusas que uno, a veces, se autoimpone para seguir pertrechado entre sus viejos vinilos y evitar indagar en novedades. Y de repente descubres un álbum y te da tal ‘hostiazo’ en todos los morros, que te rompe todos los esquemas y te deja en franca evidencia.

Eso es lo que me pasado con el tercer y último trabajo de la sorprendente banda cántabra afincada en los madriles, Los Estanques, lo mejor que ha parido este país en mucho tiempo, me atrevería a decir. A falta de bucear en discos anteriores y ante la inminente publicación de uno nuevo en este mes entrante, Los Estanques (2019) es el álbum que me ha ido acompañando de modo inexorable camino del curro en las últimas semanas.

Aviso para navegantes; quien no haya escuchado jamás a Los Estanques decir que son una banda esquizofrénica y caótica, una especie de monstruo de Frankestein que de un tema a otro cambian de estilo de una forma radical (en su receta cabe elpop, progresivo, psicodelia, funky, rock, etc) pero que, en conjunto, acaba teniendo todo el sentido del mundo. Y esta maravillosa anomalía ha salido de la mente de un músico cuyo nombre escucharán en los próximos años, de seguir esta evolución estratosférica: El talentoso e inquieto Íñigo Bregel.

Pero parémonos a analizar el álbum detenidamente. Comienzan los primeros compases de ‘Ahora’, un breve y extraño instrumental caracterizado por un piano obsesivo, y te pone en alerta de que algo grande está por llegar, una macarrada insolente titulada ‘Joder’, donde, con una letra subversiva y un sonido monolítico, le dan la vuelta al riff de ‘My Sharona’.

Tranquilos, ésto no ha hecho más que empezar. ‘Clamando al error’ es la perfección pop. Como si Los Brincos hubiesen grabado su maravilloso ‘Contrabando’ en la actualidad. Y es que Íñigo, acompañado de una formación consolidada, es un empollón de tomo y lomo que ha mamado de todos esos grupos españoles de los setenta que durante un tiempo fueron denostados (Módulos, Máquina, Smash, Solera, Pan y Regaliz, CAR&G, etc).

No hay tiempo para darle más vueltas a dicha reflexión porque, sin respiro, se impone un cambio de registro: ‘Suerte’ recupera la pulsión más rítmica de los sonidos negroides de Curtis Mayfield o los Meters. ¡Bufff, qué barbaridad! Y no hemos llegado ni a la mitad. ‘Amor/odio’ es la primera incursión en el prog (no será la última) que se enriquece gracias a un sonido purpleliano y unos teclados tal que si Jon Lord hubiese resucitado.

‘Deceso inmortal’ sigue esa inspiradísima línea mélodica de los combos españoles setenteros antes citados para enlazar con la extraordinaria ‘La loa que añoré’, que empieza con unos delicados arpegios de piano para desembocar en una segunda parte con una brillante guitarra jazzy que hubiese firmado el mejor Randy California de los eternos Spirit.

‘Desde ahora hasta el final’ es un trallazo funky-disco, con un bajo martilleante y una guitarra muy Carlos Santana, que dota de ligereza al álbum. Y es que no todo va ser trascendente. En ‘Ahora el tiempo te sobra’ se transmutan en una especie de power trío setentero con letra amarga y desencantada incluida.

Y enfilamos la recta final. Porque Los Estanques son como una muñeca matrioska y se sacan por arte de magia cuatro temas que conforman una especie de suite del mejor progresivo: ‘No te subestimes’ con un comienzo engañosamente funky y unas líneas melódicas sorprendentes (pero qué bien canta Íñigo) da paso a un fascinante corte ensoñador, Vincenzo Il Caminante, compuesto por el batería italiano, y que nos retrotraen a bandas tan olvidadas como sus compatriotas, los Premiata Forneria Marconi. Otra perla, ‘Carne de cañón’, algo así como un cruce imposible entre The Left Banke y Queen, que da paso a otro cautivador instrumental de ambiente cinematográfico, ‘Mientras tanto…’, tal que si a Morricone lo respaldase los catalanes Máquina y que pone cierre a un álbum sorprendente y superlativo, con infinidades de giros y matices por descubrir.

¿Qué todavía no conocéis a Los Estanques? No sé a qué coño estáis esperando. Yo, por ahora, me conformaré con mi triste descarga hasta que lo reediten físicamente. Es el signo de los tiempos, que diría Prince….

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