Podría ser esta una reseña al uso, y decir que The Kleejoss Band hicieron un estupendo concierto desgranando su excelente y más reciente material propio. Y no estaría mintiendo porqué realmente es lo que pudimos ver la poca gente que ahí nos congregamos. Pero dejando de lado el buen hacer de los de Zaragoza, una cosa al menos para servidor se puso en evidencia. El deterioro de la salud del circuito de música en directo de la Ciudad Condal en sala pequeña.
Cuesta de comprender que una banda que ya lleva casi una década pateándose las salas de toda España, grabando discos muy recomendables y que apuestan por el rock en la más purista expresión del término toquen ante una sala medio vacía. Imagino que el circuito de festivales y la ansiedad generalizada por los grandes eventos tendrán bastante que ver. Pero a lo que íbamos The Kleejoss Band presentaban en Barcelona su más reciente obra de estudio, el muy recomendable ‘Porvenir’, y a pesar de que la convocatoria de público no era la esperada, ellos hicieron caso omiso y fueron a hacer lo que mejor se les da, que es tocar música.
Da igual que los hayas visto en 2019, 2021 o 2023, la devoción por lo que hacen consigue que siempre veas el mismo concierto, lo cual en su caso es una virtud; cuatro tipos sin aspavientos bordándolo en un escenario. Además son unos tipos a los que no les gusta mirar hacia atrás y basan prácticamente su actual repertorio en sus dos últimas obras de estudio, hechas en castellano, lo que les hace ganar en naturalidad y soltura. “Norte-Sur”, “Afortunado”, “Revolver” (con dedicatoria al ínclito Jesús Moreno) o “Malvenidos” sonaron estupendas y totalmente asimiladas en esta nueva etapa cantada en la lengua de Cervantes. Por supuesto también hubo tiempo para esos arranques instrumentales tan suyos con “El Faro” que se alargó deliciosamente hasta el infinito y más allá.
El punto y final lo pusieron hermanándose con Lon Spitfire (aka Sergio Martos) de Schizophrenic Spacers, para hacer una briosa y musculosa revisión del ‘Baba O’ Riley’ de The Who. Un colofón óptimo para una velada de rock sin más etiquetas. Han madurado, la última formación ya está más que asentada y eso es algo que se nota en todo lo que transmiten desde el escenario. Por supuesto seguirán a lo suyo, sin importarles tendencias ni hypes. Pero cuando falten bandas como ellos (y tantas otras que se mueven en espacios pequeños) se echará de menos el genuino tejido cultural del que se crea en el formato sala. Porqué eso es hacer cultura y no inventar festivales elitistas en jardines con las entradas a precio de caviar iraní.
Fotos Mercè Carbonell Artigas.
