Brittney Spencer ha lanzado su tan esperado álbum debut, «My Stupid Life», aunque su vida es cualquier cosa menos estúpida. Las trece pistas del álbum son un reflejo personal del difícil trayecto de Spencer a través del siempre complicado mundillo de Nashville, donde llegó sus raíces hace una década. Grabado en los estudios Sound Emporium y Blackbird en Nashville, la mayor parte del álbum lleva el sello del productor Daniel Tashian, responsable de aquella obra maestra del country contemporáneo que era «Golden Hour» de Kacey Musgraves. Elección que nos da pistas sobre el sonido, moderno pero sin asustar a los que mantenemos las distancias con los sonidos prefabricados. Solo «Bigger Than The Song» y «New To This Town», fueron producidos por otros; Marcus “Marc Lo” Lomax y Romil Hemnani, respectivamente.
Escucha «My Stupid Life» de Brittney Spencer aquí:
Originaria de Baltimore, Brittney Spencer lleva años siendo «the new great thing», más o menos desde que su cover de “Crowded Table” de las Highwomen se hizo viral. Pero el disco debut se ha hecho esperar, tardando tres años en llegar. Ha compartido escenarios con estrellas como Jason Isbell, The Highwomen, Willie Nelson o Bob Weir. Interpretó el Himno Nacional en eventos como el Draft de la NFL 2023. Ha aparecido en varios de los shows televisivos más importantes. También ocupó un lugar destacado en una campaña de Victoria’s Secret. Sus apariciones en directo contaban millones de seguidores. Todo hacía crecer y crecer la expectación.
“Me tomó tres años desde que lancé mi primer EP «Compassion» hasta ahora para lanzar mi primer álbum. Estas canciones me sirven como introducción a la música country y quería brindarles todo el tiempo y el cuidado que ellos mis fans merecen.»
Leer los créditos del disco es como leer un «quién es quién» de lo mejor de Nashville. Los colaboradores incluyen nombres como Maren Morris, Grace Potter, Jason Isbell, Sean McConnell, Jennifer Wayne, Abbey Cone y Sarah Buxton. Algo casi imposible para un debut, eso nos hace pensar lo increiblemente pensado y trabajado que ha estado cada detalle.
«My Stupid Life» es casi una obra conceptual sobre todo lo que ha traído a Spencer hasta el día de hoy. Después de abandonar su Baltimore natal hace once años en busca de una oportunidad, el trayecto ha sido demasiado largo. Muchos altos y bajos, amores, desamores, triunfos, decepciones, momentos de esperanza, días de pensar en abandonar todo, … Está claro que su imagen, lejos de los esterotipos que maneja la industria del mainstream, no le habrá ayudado. Pero, por otro lado, el tiempo ha hecho que el disco llegara tras largas reflexiones con gente como Amanda Shires, Jason Isbell o Maren Morris. Con semejantes mentores y teniendo una voz privilegiada como arma, las cosas no podían salir mal.
¿Cuál es el resultado? Un disco con toques de country, de americana, de soul, … pero sobre todo un disco de pop rock. En ocasiones recuerda a Sheryl Crow, una de las reinas combinando calidad y comercialidad «a la americana«. El típico disco que acaba nominado a los Grammys por todo y todos los que están en juego. «New to This Town», una historia sobre su llegada a Music Town, abre el trabajo con un tema acústico y perfectamente cantado que establece el nivel de lo que viene. Muy en la linea del clásico de Kacey Musgraves, que es un referente que recorre todo el disco. Country comercial bien disimulado, toques de folk, R&B y, claro, soul.
En el segundo tema, Spencer pisa el acelerador. Un groove muy sureño inunda «I Got Time», alegre y contagiosa. Una canción ideal para escuchar en una carretera camino de la playa. El ritmo se interrumpe ¿era necesario? con una llamada telefónica real en la que habla con Mickey Guyton y Abbey Cone, dos estrellas del country más comercial. Y, de repente, un riff que puede recordar tanto el pop punk de Green Day como las canciones más festivas de Miranda Lambert nos asalta en «Night In«. Una canción con vocación de himno sobre montarse la fiesta en casa, con el móvil apagado y el cigarrito de la risa encendido.
Fue una grabación dura, en medio de sesiones de terapia y una endometriosis debilitante que combatía con mantas térmicas, marihuana e ibuprofeno. Una situación emocional que dota a algunas de las canciones de una crudeza y una vulnerabilidad incomparables, como por ejemplo en «Bigger Than The Song». Un tema con un estribillo lleno de referencias: “Makes you feel wanna be fancy like Reba, A queen like Aretha, In love like Johnny and June, Get mad like Alanis, Scream like Janet, Do it all like Dolly would do”. Una canción sobre la importancia de la música en nuestras vidas, de lo mejor del lote. Una de las grandes lentas del disco, justo con el tema que da el título.
Aunque también hay momentos más rockeros. La guitarra de Jason Isbell marca el camino en «First Car Feeling», otra canción sobre ese mito americano que es el viaje en carretera. «If You Say So» es otra de las que podemos imaginar cantada por Jason, una de las influencias más marcadas de Brittney. Tiene esa melancolía y musicalidad tan características del ex-Drive By Truckers. Así se van sucediendo las trece joyas que forman este trabajo llamado a ser uno de los más importantes de este año. Cuando se cierra con «Reaching Out» nos quedamos con la sensación de estar ante un debut lleno de cartas ganadoras. Una década peleando en una ciudad tan dura ha merecido la pena.