Seraina Telli, Electric Flames y Distopia dieron sendas lecciones de que la calidad, en ocasiones, no está ligada con la multitud. La desapacible tarde-noche del 19 de Enero se presentaban en la madrileña sala Revi Live tres formaciones con liderazgo femenino. Abrieron Distopia, cuarteto proveniente de Talavera de la Reina demostrando, aunque fuese uno de sus primeros conciertos como banda, una gran compenetración y confianza encima de las tablas. Rock distópico es como ellos definen su estilo, basado en canciones propias ornamentado con sonoridades que se engloban en el amplio abanico del rock. La dilatada gama de gustos musicales entre los miembros del grupo se ve reflejado en sus temas. Como dice el refranero popular «en la variedad está el gusto» y nuestra primera impresión al escucharlos es que tienen buen gusto a la hora de componer.
El resultado es un rock coqueto y resultón sin alardes, jugando con atrevidos cambios de ritmo. Las letras en castellano y en inglés quedan remarcadas por una voz armoniosa y con garra que encaja a la perfección. Fabio a la batería, Lobo al bajo, Jorge a la guitarra, Miriam a las voces convencieron con su propuesta y hasta hicieron suyo «The Wall» de Pink Floyd. Ilusionados con este proyecto dejan a un lado sus gustos personales y reman juntos hacia un mismo rumbo… el de la Distopia. Electric Flames abrieron fuego con solidez y contundencia dispuestos a mantener el nivel de la actuación anterior. La formación madrileña compuesta por Olivia a la voz, Dave al bajo, Nacho a la batería, Raúl y Oscar a las guitarras salieron a por todas. «Lucky Break», «Rebirth», «My Route» fueron la primera toma de contacto asentando su estilo encima de las tablas. Rock enérgico y directo a golpes de afilados guitarrazos y una marcada base rítmica que no permite la pasividad.
Los fallos del directo hicieron de la suyas, problemas técnicos obligaron a parar el concierto durante unos minutos. Subsanado el problema siguieron desglosando un repertorio asentado en sus grabaciones «The Night Is Ours», «Take It Off»… Presentaron su último single «No Way» y dejaron en el tintero parte del listado por el tiempo perdido. Aprovecharon de la mejor manera el juego que da tener dos guitarras en constante desafío. Punzantes riffs de guitarra son el atractivo de esta banda. Si el sonido estuvo al nivel que requiere la música de esta formación, la voz se quedó algo por debajo pasando a un segundo plano. Se movieron como pez en el agua encima del escenario demostrando que es ahí donde una banda de rock and roll tiene que estar al 100%. El colorido y efusivo hard rock con afinidades contemporáneas ponía la guinda al pastel con una soberbia actuación de Seraina Telli.
La que fuese cantante de la formación suiza Burning Witches presentó lo que es su último trabajo «Addicted To Color». Las esperanzas porque llegase más púbico en la recta final no fueron tales. Aún así, ante una desolada sala, dio un repaso a sus nuevos temas exteriorizando su poderío tanto a la voz, como a las seis cuerdas. Acompañada por Mike Malloth a la batería y Marc Maurer al bajo salieron con ímpetu interpretando temas de su último trabajo «Addicted To Color» y «Wish You Well». Mirada atrás con «I´m Not Sorry», «Take Care», «No One Of Your Kind» de su primer disco «Simple Talk». Derroche de energía vocal de aquí a Pekín usada con precisión y pericia, el chorro de voz que tiene esta mujer es incuestionable. Centrándose en sus nuevas composiciones sonaron «Song For The Girls» (dedicada a las chicas y en especial a las vocalistas de las anteriores formaciones) y «Monkey & Zookeeper». Momento de dar paso a la relajación acústica por parte del trío ejecutando «Spaceman» (versión de 4 Non Blodes) y «The Harder Way». La vuelta a la intensidad la trajo un escueto sólo de batería que abría el enérgico «Medusa».
Una nutrida selección de temas, combinación perfecta de sus dos trabajos «Colors Of My Soul», «I Dare To», «Think», «Hit Shit», «G.E.B.», «Dreamer», «Soldier Of Fortune», «Left Behind». Sola ante el peligro con guitarra en mano se prestó al lucimiento íntimo con «All Your Tears». El remate final lo puso «Modern Warrior» que hizo de coyuntura entre la cantante y el público que siguió, como podía, las tonalidades que marcaba la garganta de Seraina. Se echó de menos esas disputas propias entre bajo y guitarra ciñéndose a una limitada movilidad. Por lo demás poco hay que recriminar de un concierto impecable. Una vez más debemos de reconocer la gran labor de l@s organizadores y reprochar el poco interés que mostró el público madrileño. La mayoría de las veces la buena música se encuentra en los sitios más recónditos… aunque eso sí… con un poco más de público.
