The Aristocrats consiguen descongelar Salamandra

Si el lunes 20 había un sitio donde se pudiera encontrar la mayor densidad de músicos por metro cuadrado, ese era la sala Salamandra de Hospitalet. Y es que un concierto como el de The Aristocrats es capaz de llenar una platea de público dispuesto a ver dos horas de repertorio meramente instrumental. Algo, que sobre el papel, puede tirar para atrás a más de uno agotó todas las entradas. 

Marco Minneman, Brian Beller y Guthrie Govan reunieron sus locuras hace ya doce años. Un trío cuyo curriculum individual es de infarto y que bajo el nombre de The Aristocrats se juntaban para dar rienda suelta a sus ideas. Tras cuatro discos, y con un quinto en el horno, las visitas de la banda son por suerte cada vez mas concurridas para alegría de todos. Al igual que en sus anteriores visitas, la banda pidió que no se grabara ni se hicieran fotos durante el concierto. No podía haber nada que pudiera distraer a los músicos ni la atención del público. Había que centrar el foco en lo que sucedía en el escenario. 

20231120-Aristocrats_DSI0030©DesiEstevezY comenzaron pronto. Mientras aún sonaba la personal versión de Devo del clásico “Satisfaction”, los tres músicos tomaron su sitio. Improvisando sobre el audio iban dando los últimos ajustes a sus instrumentos para lanzarse directos a “Stupid 7”. Para celebrar el final de la gira “Defrost Tour”, The Aristocrats han incluido en su repertorio temas inéditos que formarán parte de “DUCK”, su quinto trabajo. El primero de ellos “Hey… Where Is My Drink Package” compuesto por Marco Minnemann. Un tema en el que no faltan elementos del jazz, rock y funk con toques progresivos. 

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Conscientes de que un concierto instrumental puede resultar tedioso, se mostraron muy comunicativos en todo momento. Algo que Brian Beller, casi como maestro de ceremonias, fue capaz de darle al show un carácter más próximo y ameno. Inspirado en el pingüino de la portada de “Freeze”, su directo de 2020, Guthrie Govan presentó “Sgt. Rockhopper”, otro de los temas nuevos. Con la seriedad del humor inglés, el propio Govan nos puso en el lugar de los dinosaurios al ver caer ese meteorito que provocaría su extinción. Estaba claro que el siguiente tema iba a ser “Bad Asteroid” de su primer álbum. Y el primer momento en que Minnemann sacó uno de sus cerditos de goma para dar un toque simpático al tema.

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Brian Beller tomó la palabra para presentar “The Ballad Of Bonnie & Clyde”. Inspirada por el robo de sus instrumentos hace años, la policía consiguió atrapar a los ladrones pero no recuperaron el material. Un tema en el que brilló especialmente Guthrie Govan y sus líneas de guitarra. Siguiendo el robado papel de frontman, Beller presentó su aportación al futuro disco. “Aristoclub” fue el homenaje a la música de club de los 90. Un tema de aires disco que dió pie a un imaginativo solo de batería de Minnemann en el que todos sus muñecos de goma tuvieron protagonismo. 

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Guthrie calmó los ánimos con la belleza de “Through the Flowers”. Como contrapunto Minnemann se despachó con “Ohhh noooo!” inspirada en “Metal Gods” de Judas Priest como el propio batería contó. Otros ladrones, esta vez sin atrapar, fueron el objeto de “Fourtive Jack”. Todo un tour de force en el que los tres músicos brillaron dando lo mejor de cada uno siendo capaces de mezclar el jazz, con ciertos aires mejicanos, el ska con el blues. Solo un grupo tan ecléctico como The Aristocrats es capaz de aportar a una mezcla como esa tanta coherencia como intensidad. 

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Dedicada a la campana que suena cuando los pubs ingleses dan el aviso de que el cierre está próximo, “Last Orders” supuso el fin antes de los bises. Con la sana intención de reventar los clichés del blues en una reinvención imposible fue el turno de “Blues Fuckers”. Un tema en el que The Aristocrats pidió voluntarios para dar inicio a cada una de las tres secciones del tema. O con el clásico juego de respuesta  con un “Hey” por parte del público a cada golpe de plato que daba Minnemann hasta llegar a los veintiuno. 

Son solo un par de ejemplos que sirven para que a un concierto de The Aristocrats no sólo se vaya a escuchar solo música, sino a pasarlo bien. Dos horas de virtuosismo regado con buen humor y unas presentaciones que para nada resultaron tediosas ni pesadas. Todo lo contrario, sirvieron para mostrar que tras los dioses de sus instrumentos, también hay un aspecto terrenal.

Fotos: Desi Estévez

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