Recordamos hoy a Graham Bond, en el día que se cumplen 50 años de su muerte, arrastrado por un metro en la estación de Finsbury Park. No dejó ninguna nota de suicidio y se ha especulado que era perseguido por traficantes de drogas a los que les debía dinero.
Fue un músico inglés, parte importante en la explosión del R&B inglesa. Comenzó a actuar en 1960 como miembro del Don Rendell Quinte. En 1962 conoció y comenzó a tocar con Jack Bruce y Ginger Baker y en 1963 se unió el guitarrista John Mclaughlin para formar la primera versión de su banda The Graham Bond Organisation. La GBO grabó dos álbumes en 1965, “The Sound of 65” y “There’s A Bond Between Us”. Posiblemente este segundo disco sea lo más destacado que llegó a grabar en su vida.
En 1965, Bond empezó con la heroína y despidió a los dos futuros Cream. Además, comenzó a interesarse por el ocultismo, a vestir con capas multicolores y a tomar ácido. Sus delirios le hicieron creer que era un hijo no reconocido de Aleister Crowley. Afirmaba haber leído sobre una de las mujeres escarlata de Crowley que dio a luz en 1937, el mismo año del nacimiento de Bond, y luego dejó al bebé en un orfanato. Bond nació en 1937 y era adoptado a los seis meses en un orfanato, ¡en su cabeza tenía sentido!
A principios de 1968, se limpió de drogas y partió hacia Estados Unidos. Grabó en Los Ángeles “Love is the Law” y “Mighty Graham Bond”. El primer disco lo grabó practicamente en solitario (con la batería de Hal Blaine). En el segundo, estaban entre los músicos de sesión, Screamin’ Jay Hawkins y Dr. John. La influencia del ocultismo era ya parte importante en las letras de estos discos muy curiosos, muy deudores de la época,pero que han envejecido bastante mal. Regresó a Inglaterra a finales de 1969 y se casó con la cantante y gran aficionada al ocultismo Diane Stewart. Dios los cría…
Juntos formaron la Graham Bond Initiation. Ese mismo año sacaron el disco “Holy Magick”, una absoluta locura al servicio del ocultismo. El órgano oscilante y los vientos misteriosos hacen de este un álbum cargado de energía y carga telemática. La mezcla de blues y acid rock crea un estilo deudor de Dr. John y sin llegar a las cotas de calidad del de New Orleans. Las letras son de otro nivel, llenas de letras esotéricas influenciadas por distintas ramas del tema. Algo que siguió con “We Put Our Magick On You”, donde alaban al Señor del nuevo eón con cabeza de halcón. Eso sí, a pesar de sus delirios Bond tocaba mejor que nunca.
Más tarde, en el 71, se unió a Ginger Baker´s Airforce, junto a estrellas como Steve Winwood, Denny Laine, Ric Grech, Chris Wood y Diane Stewart. Un supergrupo destinado a durar poco. El último trabajo de Bond se produjo en 1972, cuando se asoció con el letrista de Cream, Pete Brown. Juntos grabaron el álbum “Two Heads Are Better Than One”. En esos meses, Bond se volvió adicto al jarabe para la tos del Dr. Collis Browne, un compusto lleno de opiáceos; y en 1973 tocó fondo. Pasó el año entre psiquiátricos y casas de amigos, profundamente deprimido. El día antes de morir, NME publicó una foto suya de archivo y les llamó para darles las gracias. Acordaron una entrevista, quizás hubiera podido relanzar su carrera. Pero al día siguiente estaba destrozado bajo las vías del metro.
Como organista y saxofonista, Bond fue una figura importante. Redefinió el papel del teclado durante su tiempo con la GBO y su energía y personalidad descomunal se reflejan en la angustia de su voz cruda al cantar. Corpulento y, durante sus últimos años, barbudo, nunca pasó desapercibido. Si bien la reputación de Bond ha disminuido en gran medida en estos días, su influencia sobre sus compañeros músicos es innegable. Personas como Rick Wakeman, Elton John, Steve Winwood y Jon Lord de Deep Purple siempre estarán en deuda tanto con su talento musical como con su talento para el espectáculo.