Bell Witch descarga una abrumadora hemorragia de sonidos extremos en su sublime actuación en la sala Upload de Barcelona

Bell Witch BArcelona review crónica.

THE CLANDESTINE GATE.

Sonidos de piedra con voces como ruinas calcinadas de monumentos funerarios en un tiempo susurrado por arcoíris aterradores de tela de araña. Voces como latigazos de humo extraño que reproducen alucinaciones de sangre.

Bell Witch BArcelona review crónica.

Música de órgano con los fulgores estremecedores de un ovni prehistórico que hubiese sido creado por la imaginación biomecánica de Hans Rudolf Giger. Instrumento accionado por Jesse Lieberman con sus pies en el suelo del escenario ,que parece abrir una puerta telúrica por el cual escapan fantasmagorías subterráneas; raíces de árboles de ahorcados que entonan los primeros compases de un sol maldito con forma de ataúd que invade la sala Upload con su misterio subrepticio: «The Clandestine Gate» ,una Magnum opera con la extensa duración de 83:15 ,primer tomo de una trilogía de pulso cíclico titulada «The Future’s Shadows» irrumpe con todos los destellos de su genialidad ominosa y las grietas especulares de su subyugante tormento; en un parpadeo de los sentidos, los próximos minutos vestirán el smoking de la fatalidad y el duelo propios del funeral doom metal, pero también los ropajes que besan la fascinación ; la audiencia observa mientras una inyección de tormentas atronadoras sacude el bajo de Dylan Desmond como un coche demente que está a punto de estrellarse en el interior de la sala, ¡rasgándola de punta a punta!

UN DISCO FILOSÓFICO.

Influido por el concepto de El eterno retorno descrito por Fredrich Nietzsche en su obra » La Gaya ciencia», el más reciente álbum del dúo Bell Witch convierte sus neuronas en danzarines liliputienses de un cortejo sensorial que aturde con sus cánticos siniestros y sublimes ( puede ser que también subliminales) como acueductos sangrantes en una encrucijada de sonidos demoledores. El inmenso grimorio sónico que los estadounidenses desgranaron en Upload se asemejó a las sinuosos ( y terribles! ) evoluciones de una inmensa Serpiente Ouroboros que rebotase una y otra vez en los contornos de una sala que palpitaba como un corazón acelerado que marca el pulso de los ciclos ancestrales y futuros uniendo sus constantes en un crucifijo blasfemo más allá del espacio y el tiempo.

UNA PANTALLA DE BRUMAS.

La actuación estuvo festoneada por las proyecciones de Bobby Cochran, algo parecido a un bucle de secuencias que se reflejasen en El Monolito del film de 1968 «2001: una odisea espacial» de Stanley Kubrick; estableciendo las elipse cinemáticas de una obra en bucle que conectará este primer título con el tercero de la trilogía ; el paso de la prehistoria que salta a un futuro cósmico y el eterno comienzo y final; los albores y las postrimerías: las brumas del tiempo como un día eterno que camina hacia la noche para amanecer al instante siguiente.

Bell Witch BArcelona review crónica.

Una de las mejores actuaciones del año que tuvo lugar tras la actuación de unos teloneros de lujo, The Keening, cuya actuación comentaré próximamente en otro artículo.

Gracias Noise On Tour por esta gran iniciativa.

Fotos Manuel Cova T.

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