Lana Nauphal, cantautora residente en Brooklyn, lanzó el pasado 24 de mayo su LP debut, “Wildland”. Producido por Tim Bidwell (Lucy Rose, Kate Walsh), ha sido grabado entre New York y Brighton. Todas las canciones han sido compuestas por Lana, que se reparte todos los instrumentos del disco con su productor y una fantástica banda de músicos.
Escucha “Wildland” de Lana Nauphal aquí:
En medio de un paisaje musical cada vez más exuberante lleno de decenas de discos que asoman cada semana y que pasan sin pena ni gloria, nada más escuchar la voz de esta chica de la gran manzana podemos sentir que tiene algo especial. Ella es un típico producto multicultural de NY: en su sangre se mezclan raíces libanesas, estadounidenses, británicas y francesas. A los 13 años, tras descubrir a Bob Dylan, se bsesionó con su música. Fue su primer amor. Recuerda escuchar “Blood On The Tracks” cada día antes de ir al instituto. Dylan le llevó a investigar y así descubrió artistas country/folk como Jackson Browne, Bonnie Raitt, Gram Parsons y Warren Zevon, que serán los faros que guíen su composición hasta el día de hoy.
«Es divertido recordar eso ahora porque era muy joven y claramente no podía entender las profundidades de las emociones que resonaban en el álbum del divorcio de Dylan. Pero me sentí tan inconscientemente atraído por él que me hablaba en un nivel profundo de musicalidad».
Aunque no fue hasta sus años universitarios cuando todo tomó forma. La música era solo una pasión, pero conoció a un chico que le hizo creer en su talento y lo dejó todo. Todo llegó mientras estudiaba Derecho en la elitista universidad de Georgetown. Se juntó con los bohemios del lugar y se encerraron en una casa. Nada de clases: noches sin dormir, componiendo música, viviendo en el caos que supone descubrirse como artista. Cuando la relación se desmoronó, Nauphal se quedó sola con las canciones y una determinación: esta iba a ser su vida.
Este álbum es el resumen de aquellos días. Una colección de temas centrados en el primer amor, ya sea con una persona, una forma de vivir o incluso con uno mismo. Un recuerdo de aquellos días salvajes llenos de vida. Lana recuerda el romance eue marcó su llegada a la vida adulta en un disco marcado por sus referentes, aunque con un toque contemporáneo. Parte de Joni Mitchell, Carole King o Bob Dylan, pero suena más a Natalie Merchant o Ingrid Michaelson, un espacio explorado cada vez por más artistas, no siempre con éxito.
Líricamente, el amor lo recorre todo. “Be It as It May” abre el disco con el enamoramiento del único que no quiere nada contigo. «Tengo muchos haciendo fila / Esperando solo una oportunidad / dime, ¿qué hace ella que crees que yo nunca podría hacer?». La emoción de enamorarse por primera vez flota en el juguetón “Oh He Oh My”, una alegre canción folk rock que es la más accesible del lote, impulsada por sus rasgueos de guitarra acústica y su brillante percusión. También aparece la melancolía que llega con una separación en «Is It Raining in California?». ella canta sobre la esperanza de experiencias aún compartidas.
El disco recorre todos los senderos de una relación, desde los coqueteos iniciales de “Colour Me Gold” hasta la desesperación emocional provocada al descubrir que esa persona por la que mueres no es la adecuada en “Sure as the Score”. La lenta bluesy “The Sweetest Thing”, es la canción de la aceptación del final. Es mejor dejarlo correr y quedarse con los buenos recuerdos. Recuerdos del amor y de la comunidad en la que se hizo como artista. Hay que seguir adelante, como hizo ella, abandonando esas ¿malas? compañías y graduándose en Lengua Inglesa hace unos meses. Y es que, como canta en “One Is The Loneliest Dream”, siempre hay que seguir adelante.
Un debut intenso, cocinado durante más de tres años, que se escucha con deleite y que presenta una artista llamada a madurar y darnos grandes momentos en el futuro.
