Warren Haynes, el amable exceso de las jams

Aprovechando su paso por el Azkena de este año, Warren Haynes disfrutó de un par de fechas libre de la atadura de los horarios. Con todo el tiempo del mundo (limitaciones locales aparte) el guitarrista sacó todo su arsenal en la sala Apolo.

No tuve la suerte de disfrutar del Azkena, pero por lo que llegó a mis oídos su actuación quedó ligeramente desubicada. Y si el planteamiento que tuvo Warren Haynes en el festival fue el mismo que en sala, puedo imaginar el porqué. Preparar dos sets diferentes para unos músicos cuyo sello de identidad es la improvisación, las largas jams y que están acostumbrados a variar temas de un día para otro no parece una tarea muy compleja. Centrémonos en lo que ocupó el pasado viernes en Barcelona. Para empezar, el concierto se intuía largo comenzando a las ocho. Bien, era algo que se podía esperar a poco que se conozca al líder de Gov’t Mule. Lo sorprendente fue la falta de fotógrafos en el foso. Quizás fue la coincidencia de un mediático como Calamaro, pero eso nos dejó como únicos representantes.

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Acompañado por John Medeski en los teclados, el actual bajista de Gov’t Mule, Kevin Scott, Greg Osby en los vientos y Terence Higgins a la batería, Warren Haynes pudo comprobar el calor con el que lo recibió una sala Apolo cercana al lleno. Arrancaron con “Tear Me Down”, el primero de los cuatro temas de Gov’t Mule que sonaron durante la velada. Y con ella pudimos comprobar la calidad de la banda. El trabajo que hace Kevin Scott al bajo es de auténtico lujo y los matices que aporta el saxo de Osby a los temas son palabras mayores. Turno para su material en solitario. Parco en palabras, las pocas que se le escucharon fueron para saludar entre “Fire In the Kitchen” y “Spots of Time”, dejando claro que a Warren Haynes solo le interesa hablar a través de las cuerdas de su instrumento.

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Los seguidores del guitarrista pudieron disfrutar de los largos desarrollos, las jams y la psicodelia que poco a poco los iba sumiendo en pequeñas catarsis individuales. Además presentó un par de temas nuevos, “Go Down Swinging” y “Lies, lies, lies” uno por bloque respectivamente. Un primer bloque que terminó con “Man In Motion”, “Frozen Fear” de Gov’t Mule y “Instrumental Illness” de Allman Brothers. Tras quince minutos de descanso, los músicos volvieron al escenario con una de las joyas de la corona. Retomando el legado de los Allman Brothers nos ofrecieron una insuperable versión de “Sunshine” que hizo las delicias de todos.

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Con un repertorio bastante equilibrado y manteniendo la estructura de la primera parte, Warren Haynes continuó su clase magistral. Tras el segundo de los temas nuevos y “A Friend To You”, Haynes incluyó una versión de “Pretzel Logic” de Steely Dan. Con “Hattiesburg Hustle”, “Thorazine Shuffle” de Gov’t Mule e “Invisible” el concierto llegó al final de su segundo tramo. A estas alturas, a alguno se le estaría haciendo un poco bola si hubiera venido al concierto sin conocimiento de causa. Está claro que en un show de estas características los temas cortos y directos ni tienen espacio ni sentido. Pero solo hacía falta echar un vistazo alrededor para ver la cara de satisfacción de todos cada vez que la banda se enmarañaba en una nueva jam. 

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Con “Banks Of The Deep End” de Gov’t Mule terminaba en teoría el concierto, pero Warren Haynes aún quiso estirar su condición de artista único. Y lo hizo a través de un clásico imperecedero como es “Spanish Magic Castle”. Con esa lisérgica versión de Jimi Hendrix puso fin a casi tres horas de concierto con las que dejó claro que las jams siguen teniendo un público fiel. Quizás no sean conciertos para todos los públicos, pero los músicos que rodean a Haynes hacen que sea un seguro de calidad asegurado donde poder cerrar los ojos y dejarse llevar por las progresiones y desarrollos.

Fotos: David Holgado

 

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