Pablo Solo es un genio y cuando quiere sale de paseo. No hace falta frotar la lámpara, ni invocarlo, es suficiente con estar cerca de él, presenciar el momento en el que se revela. Puede ser un estallido sonoro o una marea que crece imparable, pero lo reconocerás, sabrás la magnitud de lo que se avecina cuando el sonido chisporroteante del teclado se empareje con su voz y te transporte al reino mágico en el que la música se dibuja con espirales y las canciones saltan a través de arquitecturas inverosímiles.
Dos distintas maneras de mirar lo mismo. Es el título con el que abre su concierto huertano, un homenaje al arte atemporal de John Simon, y también la primera oportunidad para que Moses Rubin prenda su guitarra con un fuego imaginario.
Discreto y esquinado, Moses llena de brillos el atardecer. Pablo Solo está en buena compañía. Te encuentras atado al bajo trepidante de Fernando Bolado, a la locura controlada de Iñigo Pilatti.
La noche entera es un velero en el que viajas con ellos hacia la estrellas, una fantasía en los límites del sueño y la vigilia. Escuchas “Tomorrow” con la sensación de haber entrado en un agujero de gusano, un espacio de luz que te empuja hacia una galaxia desconocida. Al otro lado descubres magma en movimiento, un vértigo de sensaciones placenteras, el camino del éxtasis en un horizonte constelado.
El teclado oscila al contacto de sus dedos, su voz acaricia y rasga el velo del cosmos. Las canciones nos traen un puré de frutas y un baile lento, amaneceres y lágrimas, estallidos de energía y remansos de colores tenues.
“Jerome” suena distinta en la huerta, un canto tribal muy antiguo, un grito de seis cuerdas, una voz que aúlla, las teclas y blancas como timbales. La música te zarandea, exploras el desconcierto y el asombro, y hay acordes que hieren las nebulosas y patean el suelo con pies embarrados, pasajes instrumentales que son la fusión de los opuestos, y el rumor de voces del Mississippi, Nueva Orleans y el puerto de Liverpool.
Antes de volver a la realidad y al calor sofocante de la canícula, te encuentras inmerso en el blues del rey Lear, una nota prolongada, explosiones sonoras, la lírica de lo inexplorado, la melodía que brota de lo oscuro, el simple arrebato de la genialidad.
Pablo Solo actuó en el Fillmore Huertano de Elda-Petrer el sábado 20 de mayo de 2024. Pablo Solo: Voz, y teclados. Moses Rubin: guitarra y voces. Fernando Bolado: bajo y voces. Iñigo Pilatti: batería.
Video: Jorge Navarro, Julio Navarro Oncina, Juan J. Vicedo. Fotografías: José Francisco Montilla Orgilés.
