Nueva visita de los de Nashville, Cordovas a la península ibérica. Y la cosa se presentaba esta vez como un acto de reválida, ya que su anterior recital en Barcelona pareció satisfacer a muy pocas personas. Aquella vez no estuve presente, pero visto lo visto en esta nueva ocasión han enmendado los errores, ya que a lo vivido y experimentado en la sala Wolf pocas o ninguna pega se le puede poner.
Antes de la aparición de la banda al completo se presentó en las tablas su teclista Jonny Strikes que realizó una actuación con el único acompañamiento de su teclado, y que si bien su calidad no se puede negar, poco aportó al devenir de la noche, aunque la versión que hizo del “Life On Mars?” de Bowie le quedó más que bonita.
Unos minutos de espera para acabar de recolocar todo el backline, y ya estaban en aposentados Cordovas en el escenario. Y si en disco su apuesta es clara por las canciones y las melodías (de hecho sus álbumes duran poco más de treinta minutos) en directo se decantan por su vertiente más jam e improvisada sin dejar de lado sus notables armonías vocales.
Quedó claro en las dos primeras canciones que tenían más en común con los Allman Brothers más abigarrados que con el country rock. Y es que a la banda (más que dispares estéticamente entre sí) se les veía con muchas ganas y una sana algarabía. Comandados por ese bajista y vocalista que es Joe Firstman que desprendía simpatía y desparpajo, fueron los teclados y especialmente el lustroso trabajo a la guitarra los que emocionaban al público con su pericia instrumental. Presentaban nuevo disco, el recomendable ’The Rose Of Aces’, del cual cayeron algunas canciones, pero al que tampoco le dieron especialmente preponderancia, ya que lo de esta velada fue un recorrido aleatorio por su discografía, así cayeron ‘High Roller’, la bochornosa (aunque mejor en directo) “Somos Iguales”, “High Feeling”, “Standing On The Porch” o “Lousiana Hurricane”.
Música en estado puro, a pesar de algún indigesto arrebato reggae como en la versión del “Take Me Home, Country Roads” de John Denver. A partir de ahí la cosa tomó derroteros más country con la acertada inclusión de un violín y steel guitar. Sin dejar de lado del todo el concepto jam se fueron a territorios más Burrito Brothers, o dylanitas, revisionando incluso el celebérrimo “Knocking On Heaven’s Door”. Una hora y media de celebración y revisión de esas cosas que tanto nos gustan de Estados Unidos; Allman Brothers, Little Feat, The Band…
¿La cosa acabó ahí? Pues no, el bajista y vocalista se quedó sólo en el escenario ante el teclado y acometió una emotiva “Thunder Road” a la misma manera que Springsteen hacía en el ya lejano 1975. Un bonito punto y final para un concierto que disipa cualquier duda que Cordovas hayan dejado en previas visitas sobre su solvencia en directo. Genuino sabor americano.
Texto: Xavi Martínez. Fotos y vídeos: Marga Pacheco.
