Sophie Gault está de vuelta con su segundo disco, “Baltic Street Hotel”. Un trabajo producido por el productor y cantautor Ray Kennedy, conocido por sus éxitos a principios de los 90 y por sus colaboraciones con estrellas como Steve Earle, Lucinda Williams y Patty Griffin. El disco ha sido editado por el sello independiente Strange Place Music.
Escucha “Baltic Street Hotel” de Sophie Gault aquí:
Sophie ya nos había sorprendido gratamente con su debut “Delusions Of Grandeur”, que pasó mucho más desapercibido de lo que merecía. ¿Realmente una canción como su dueto con Logan Ledger no merece ni siquiera 5000 visualizaciones en YouTube? Increíble y desalentador. En su segundo disco, Gault realiza una sincera exploración sobre su terrible trastorno bipolar. Con su voz dulce y amarga a la vez, cada vez más lucindiana, la de Nashville da un paso adelante en su corta carrera.
Para alguien cuyos dos álbumes favoritos en la adolescencia eran “Car Wheels” (Lucinda Williams) y “Transcendental Blues” (Steve Earle), descubrir que Ray Kennedy, su productor, había trabajado en ellos tuvo gran impacto.
“Cuando lo conocí, pensaba en dejar la música. Pero mencionó que estaba trabajando con Lucinda en “Good Souls Better Angels” y eso fue tan surrealista… Fue mi camino de vuelta a la composición de canciones”
Después de conocerse, Kennedy mezclaría su debut (lanzado bajo el nombre de Sophie & the Broken Things) y seguiría trabajando con ella mientras escribía y grababa “Baltic Street Hotel”. Mientras presentaba su primer disco, Gault empezó a ser consciente de lo lejos que había llegado desde su estancia en el hospital psiquiátrico en el que había pasado un tiempo encerrada. Reflexionar sobre aquella época le trajo el título del disco. Había vuelto a Nueva York por primera vez en diez años y se alojó en el Baltic Hotel. Sintió como si volviera a casa.
“Pensé, guau, fui a Nashville, hice un álbum. Y en ese momento, no sabía que iba a hacer un segundo álbum, pero sentí que había logrado algo y estaba orgullosa».
Sophie y su productor han pasado mucho tiempo en el estudio Room & Board trabajando en estos temas. El resultado es un disco con diez canciones propias y una reinvención del clásico acústico de Patty Griffin «Every Little Bit». Teniendo en cuenta el equipo de producción y sus referentes, es inevitable no recordar a Lucinda Williams durante toda la escucha. La voz de Sophie tiene un tono, una crudeza y una manera de romperse en pedazos que bebe de la estrella de Lake Charles. Posiblemente, haya llegado a ello tras vivir una vida igual de intensa y, a ratos, dolorosa.
El disco se abre con una oda a la autodestrucción “Kick the Devil Away”, una canción con ese toque country rock noventero que tanto nos gusta. A los coros, otros dos outsiders de la ciudad, Lilly Hiatt y Jon Latham. La rockera “Fixin Things” es toda una asunción de errores y señala el camino a la reconciliación que todo ser humano merece, cantando con valentía pero con calma: “He sido un desastre, he sido una mala imagen / He sido un libro desgastado que has leído antes / He sido un vestido viejo, la cremallera se atascó / Valgo unos 5 dólares en la tienda de segunda mano / Todo lo que puedo decir es que estoy harta de pedir perdón”.
“Lately” nos trae a la Gault que más emociona, la de los duetos desgarradores. Esta vez le acompaña Gabe Lee, otro de los nombres emergentes de Nashville. Una canción fantástica acerca de una cita informal con ese viejo amigo con el que rara vez hablas pero que te niegas a dejar ir.
El primer tema adelanto, «Christmas in the Psych Ward», trata sobre sus meses bajo atención psiquiátrica antes de seguir con su carrera musical. Es su texto más conmovedor, navegando por el aislamiento, la esperanza, la atención médica y la espiritualidad sin caer en el nihilismo. Una enorme canción llena de guitarras noventeras donde narra su experiencia con crudeza: «Hay una guitarra que te dan si te va bien / Tiene cuatro cuerdas y está hecha de madera contrachapada / Voy a escribir algunas canciones y llevarlas a Nashville / ‘Eso es gracioso, cariño, solo trágate algunas de estas pastillas’”.
“Kid On The Radio” podría pasar por un tema de Sheryl Crow y “Jealousy” es, otra vez, puro Lucinda. El disco llega a su recta final con la dura «Over & Out». Una preciosa canción de súplica por ser comprendida: «¿No sabes que soy solo un ser humano / Solo hago las cosas de la mejor manera que sé / Trato de resolverlo / No te rindas conmigo ahora?». Y es que su vida no ha sido fácil, pero al final ha sobrevivido.
En la canción que cierra, «Things Are Going Good», Sophie celebra la vida con la satisfacción de haber logrado salir del pozo. Encuentra la felicidad en las cosas pequeñas de la vida. Sabe que hay algo oscuro en su interior pero sabe manejarlo. Es hermoso oler el bacon del desayuno, escuchar tu emisora favorita, tomar café bien cargado o ver como los semáforos cambian a verde cuando llegas justo al trabajo. «Las cosas van bien, mejor de lo que deberían. Date prisa y toca madera cuando las cosas van bien». La vida mola, más aún cuando has luchado por ella.