Child descargaron el 2 de Octubre en Madrid una aleación homogénea, donde el blues como materia prima, se funde con psicodelia, rock, stoner… El compuesto sonoro dependió de tres factores, intensos riffs de guitarra, inconmesurables redobles de batería y un bajo que prescinde de cualquier demarcación. A todo esto hay que sumarle las partes cantadas que determinan parte de protagonismo en la ejecución de cada tema. La conexión con el público fue de inmediato, apiñad@s en las primeras filas alentaban a Mathias Northway a la guitarra y voz, Rhys Kelly al bajo y Michael Lowe a la batería.
Estamos ante unos músicos con cualidades más que suficientes para poder expresar sus sentimientos a través de la música. La estructura de cada canción es básicamente la misma, un anticipo sonoro, la parte cantada y un puente musical donde los tres instrumentos hacen de las suyas sin reparo alguno. Un concierto muy lineal donde todas las canciones tienen semejanza entre sí echando en falta cierta diversidad rítmica. Excluyendo un par de temas el resto del concierto estuvo regido por los mismos patrones. Presentación en toda regla de su último disco «Soul Murder» de 2023 interpretando «Free And Humble», «Soul Murder», «Feels Like Hell», «Coming Up Trumps».
El resto de temas «Nailed To The Ceiling», «Going Down Swinging», «Blue Overtone Storm/Yellow Planetary Sun» fue un breve inciso a sus anteriores trabajos. Su música es una contestación visceral donde la libertad tiene su máxima expresión encima del escenario, tal es así que a veces se vuelve estoposo. Blues denso y a muy bajas revoluciones, algo más de excipiente rítmico reclamaba cierta parte del público. La música de Child es así, y así lo plasmaron en la tarima de la Wurlitzer. Tal cual, ciñéndose a los moldes, solidez y consistencia sonora, temas largos con un pulso musical lento y con un sin fin de capacidades a la hora de ejecutar los instrumentos. Buen sabor de boca nos dejaron Child.
