La verdad o la trampa, una voz distorsionada en la obertura, capas de música, disonancias, caos. Es solo un aviso. Olvídate de todo lo que sabías, empieza de nuevo. Este es otro Junior Mackenzie, pero es el mismo. No lo olvides. Ahora soy yo el que te confundo. Sígueme.
Escoge la vida que quieres llevar, no te fíes, los enemigos no lo parecen, dioses tallados en marfil redimen nuestras almas torturadas, la guitarra se retuerce, percusiones opresivas en un mundo en llamas. Canciones que se enlazan sin tregua, amores a examen, burbujas de ego, cinismo y furia en los trastes. La vida no es lo que solía ser y todo puede esperar, te llamaré mañana, te amaré mañana, confesiones a media luz, melodías oceánicas o celestes, arreglos de cuerda para cien profesores que no existen y la noche y el día colisionan en domingo. Sube la apuesta. Llegan los monstruos que están también en uno mismo cuando el fin de semana se parece tanto al lunes. Vibrato y fraseo, tambores que cierran salidas, una guitarra que se estrella contra el muro. Oh Dios, por dónde se sale de aquí.
¿Bailas conmigo? Sabes, me gusta mucho esa voz y el no sé qué tan especial que tiene. Qué felices fueron los tiempos pasados en el país de nunca jamás, gracias por sacarme a bailar en esta película en la que nunca fui protagonista, los metales con su brillo ocultan la realidad, dulce negación que nos empuja al abismo de nuestros sueños imposibles. Quédate en casa, recuerda: afuera hay monstruos que no son tú. El mundo que está al otro lado no ha cambiado ni cambiará. Sentado en el suelo de la habitación escucho, una balada es la salvación, un violín es la tabla del náufrago y la música crece con la marea y las olas vienen cargadas de intención y de espuma. ¿Nos bañamos en el Mediterráneo o en el Atlántico? Suena una orquesta.
Escucha «Monsters», el nuevo disco de Junio Mackenzie:
¿Algo va mal, qué va mal? Una voz sintética hace una pregunta que tiene tantas respuestas como estados de ánimo. Mermelada de teclados para que decidas si corres hasta perderte de vista. Latido de Mersey, persianas echadas en el Morrison Hotel. Te has ido sin avisar. ¿Dónde estás? Quedan la Biblia y la Televisión, verbo de Dios, y la música y las palabras que pintan los acordes: negro, oscuridad, noche, huir. Y la luz que se abre paso en un solo de guitarra, en el jarabe de wurlitzer y farfisa. Tienes tus pastillas para dormir y un ritmo trotón y una invitación a bailar, coros amables que te dicen que entres en tu sueño, la vida puede ser mejor, alza los brazos, eres el rey en la pista, el frontman en el escenario, todo es posible. Hoy es carnaval en tu sueño.
Vaya, nada es cierto, solo dormías, solo soñabas y yo contigo. Tambores y una campana te arrojan al suelo de la realidad, eres una sombra condenada a cantar tu canción, subes el volumen y las agujas se inflaman. No te plantees nada más, las cálidas aguas del Caribe te están esperando, lía un cigarrito y reza al profeta Marley, déjate llevar. Es la isla de todas las voces y el falsete es una almadía. Entorna los ojos.
Mackenzie ha pasado al otro lado, ha visto el mundo, ha regresado. Con su Gibson J-100 en las manos, un bolígrafo y un papel nacen las canciones, el caos alimentó el viaje y al final había una playa, el estudio de grabación, música que llena la casa, canciones que escaparon de los monstruos, verdad y trampa para seguir adelante, para creer en algo. Arriesgaste, Mackenzie, y has ganado no sabes qué, tiempo prorrogado, sabiduría, incertidumbre y fe, miel y hiel, ya sabes, el ganador siempre se lo lleva todo. Gracias por la música. El viaje continúa.
JUNIOR MACKENZIE ha publicado MONSTERS a través de su nuevo sello discográfico Key In The Sea Records. Editado en CD y vinilo se puede adquirir en la web del artista https://www.juniormackenzie.com/. No está disponible en plataformas.