Pat Metheny finalizó su paso por nuestros escenarios el 11 de Noviembre en Madrid. Protagonista en diferentes festivales de jazz por nuestra geografía, también lo fue en el Festival Internacional de Jazz de Madrid. Concierto oficial del ciclo Villanos del Jazz presentó en el Auditorio Nacional de Música al gran guitarrista estadounidense y éste a su vez recrearse en sus últimos trabajos «MoonDial» y «Dream Box». Un exitoso reencuentro con el público madrileño que abarrotó el recinto y siempre recibe con los brazos abiertos a este virtuoso de las seis cuerdas. Guitarras acústicas puras, sin aderezos se adueñaron de la atención de l@s asistentes, un inicio subjetivo y sensorial desnudando la gran versatilidad compositiva que tiene este gran artista. A parte de presentar sus nuevas composiciones aprovechó para dar chance a las diferentes cosas que ha hecho en solitario a lo largo de los años.
Es posible que mucha gente pensara que un concierto exclusivamente de guitarra pudiera llegar a ser cargante, sus charlas sí que lo fueron. Muy lejos de la realidad, Metheny tiene la capacidad de saber encauzar durante dos horas y media composiciones que te hagan cerrar los ojos y dejarte llevar u otras que por más intentes concentrarte no eres capaz de encontrarles el gusto. Trasiego de guitarras, templadas a capricho y en estricto orden de ejecución hablaban a través de los dedos de Metheny. Una actuación donde se desprendió de acompañamientos y se bastó para mostrar sus composiciones tal como fueron concebidas. Vivencias hechas música… sentimientos sonoros que exploran los límites creativos de un manantial inagotable de recursos. Con la incorporación de la guitarra barítono con cuerdas de nylon ha conseguido un nuevo sistema de afinación proporcionando elasticidad a sus composiciones.
Diferencia de sonidos arrancados de un mismo instrumento, la guitarra Pikasso con 42 cuerdas puso a prueba la volubilidad, concentración y coordinación de hacer brotar melodías y resonancias dispares. Utiliza la grabación de secuencias sonoras como base para después recrearse en una sucesión de notas premeditadas y dar rienda suelta a la improvisación. Desenfundó el complejo y aparatoso «orchestrion», grabación de guitarras y bajo como apoyo, para abordar la recta final con el sonido característico que aflora de la guitarra eléctrica. La música de Metheny no entiende de fronteras, he ahí la riqueza de su dilatada obra. La amplia visión en descubrir nuevos horizontes, el afán de reciclaje hace que su música esté en continúo desarrollo. El aprovechamiento de los variados recovecos que de la fusión entre el jazz y diferentes estilos musicales le otorgan el liderazgo. De nuevo Pat Metheny conquistó Madrid.