No conservo revistas musicales, siempre las traté como algo efímero y, sobre todo, difícil de almacenar. Leí muchas siendo adolescente, cuando se forma el gusto, y en aquel entonces, la primera mitad de la década de los 70, eran un tesoro escondido. Empecé con Disco Exprés y más tarde con Popular 1, y por esa razón el nombre de Jordi Sierra i Fabra, que aparece en la fundación de ambas, forma parte de mis recuerdos musicales.
Esta historia es, pues, también la mía, justo desde el otro lado: yo era el chaval que leía lo que aquel veinteañero escribía. Sorprende, en esta época postmoderna en la que las firmas se multiplican, que él fuera responsable de la autoría, firmada o no, de la casi totalidad de los textos. O sea, que le debo mucho.
Echo un vistazo a un especial del Popu sobre Yes (que guardé en su día en la carpeta de Yessongs) y así es: todo el texto es suyo. Una actividad febril y apasionada, sin duda. A eso añadió biografías de estrellas del rock, enciclopedias y libros de temática musical, colecciones de quiosco y lo que se presentara, incluidas revistas de consumo masivo, como Super Pop. Una tarea titánica, en unos años en que las fuentes bibliográficas eran escasas y la España del tardofranquismo era una esquina en el mapa, una esquina en que la música de melenudos era eso, música de melenudos.
Las memorias torrenciales de Sierra i Fabra, que dan la impresión de estar escritas de corrido en un par de tardes (y quién sabe si así fue, viendo la inabarcable producción de este hombre), dan cuenta de la locura de quienes creyeron, contra toda razón, que escribir sobre música tenía un sentido y se lo jugaron todo en esa partida. Les fue bien, contra todo pronóstico, y a nosotros y a los que vinieron nos iluminaron sobre lo que no conocíamos y posiblemente sin su ayuda no habríamos conocido. Sierra i Fabra, después de estar metido en todos los saraos, se retiró hace muchos años del periodismo musical y dio en escribir obra literaria, esto es, novelas, aclaración pertinente porque en aquel entonces musical y literario eran conceptos que no casaban, ni por lo civil ni por la iglesia. Pero eso es otra historia.
Texto por Juan J. Vicedo desde Libros para el camino. Lugar que tiene que ver con la música, y con lo que nos conmueve de la música.