DeWolff llegó, tocó y convenció

El trío holandés DeWolff volvía a visitar Barcelona para presentar su reciente “Muscle Shoals”. En su sexta visita a la ciudad, dejaron La 2 de Apolo muy cerca de un teórico lleno, porque la sensación era que no cabía ni un alfiler en la sala.

Apenas han pasado nueve años desde la primera visita de los holandeses DeWolff en la que según los asistentes pusieron patas arriba la mítica sala Rocksound. Desde entonces, sus pasos por Barcelona han sido cada vez mayores. Y es que la legión de seguidores que este trío se ha ido labrando a lo largo del tiempo. Y no solo por los trabajos que han ido publicando sin dar tiempo a olvidarles entre uno y otro, sino por los directos que son capaces de ofrecer. El power trío formado por los hermanos Van De Poel y Robin Piso llegaban con “Muscle Shoals”, un homenaje a los estudios de mismo nombre en el que han dado rienda suelta a su lado más soul sin olvidar los matices más rockeros.

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Sobre el escenario la combinación Hammond/Leslie que les da parte de su característico sonido reinaba y centraba muchas de las miradas. Dos pies de micro que podían llevar al engaño sobre alguna incorporación o invitado y una batería con el parche del bombo marcando el sello DeWolff. Y frente al escenario el expectante público con ganas de ver una nueva descarga de la banda. Aunque con el carácter más soul de su último disco quedaba la ligera duda de saber si también habrían relajado su directo para estar en consonancia con él. Nada mejor que dos buenos guitarrazos y toda la actitud del mundo para hacer desaparecer de un plumazo cualquier sospecha. Y es que “Night Train” supuso un explosivo inicio con una intensidad que a partir de aquí tuvo pocos momentos de relax.

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Con “Natural Woman” comenzó el repaso a su último trabajo que en directo gana en potencia aplicando la receta del hard rock al homenaje soul. Un disco del que sonaron también “Out on the Town” y una dilatada “Snowbird” en la que DeWolff se gustaron para deleite del personal con largos solos. Algo que ya habían hecho previamente durante “Will O’ The Wisp” y que explicaba el porqué de un setlist con tan solo diez cortes. Momentos en los que los tres miembros dejaban claro que a pesar de su juventud, en sus manos se concentra mucha experiencia. Como en “Treasure City Moonlight”, los riffs de guitarra de Pablo Van Der Poel y los colchones sonoros del Hammond de Robin Piso competían por ver cuál de los dos se llevaba más atención. Una competición en la que se contemplaban dos ganadores: la música y los oyentes. 20250211-The-WolfDSI_2336©DesiEstevez

“Live Like you” y “Stand Up Tall” fueron dos de las paradas que los holandeses fueron haciendo por su discografía antes de llegar a uno de sus capiteles. “Rosita” es uno de esos temas que sirven a la perfección para describir lo que es DeWolff. Un tour de force que se alargó durante casi veinte minutos en la que Pablo Van Der Poel atravesó toda la sala para encaramarse a una de las barras laterales. Mientras, repartía abrazos, selfies y saludos con todo el que se cruzara en su camino. Se nota que saben muy bien cómo dar espectáculo y como hacer que cada uno de los que ha pagado su entrada se vaya a casa sintiéndose de sobra recompensado. 

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Tanto es así, que alguno se llevó por la cara alguno de los items de merch que lanzaron desde el escenario como es costumbre en sus shows. Regalaron camiseta, gorra y repartieron los diferentes naipes de su baraja personalizada. Tras los minutos de autopromoción vuelta a la música con un medley formado por “Nothing ‘s Changing” y “Freeway Flight” con los que el respetable terminó de disfrutar de la velada. 

El mundo del rock lleva años a la caza del próximo “gran grupo” que sirva de relevo a las bandas más mainstream. El día que nos demos cuenta que el paradigma de la música ha cambiado y que la condiciones son muy diferentes nos llevará a disfrutar sin pretensiones añadidas de bandas como DeWolff. De momento los holandeses siguen su crecimiento continuo sin que nadie sepa cuál va a ser su techo. Por mi parte ni lo voy a buscar, simplemente me dejaré llevar y disfrutaré del viaje que este magnifico trío es capaz de seguir proponiendo en cada uno de sus discos.

Fotos: Desi Estévez




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