Doctor divago: «Una vida es demasiado poco. Homenaje 35 años»

Manolo Bertrán encajó con una cierta sombra de escepticismo la idea que El Club de Amigos del Crimen había tenido de proponer a algunas bandas valencianas que hicieran una versión del Doctor Divago que podrían servir, reunidas en un CD, para conmemorar el 35 aniversario del grupo. Finalmente, se hizo un listado inocentemente optimista de un grupo algo numeroso de artistas y bandas. Aceptaron todos.

O casi todos, vaya. Y el que no lo hizo fue por imposibilidad material de poderse meter en el estudio, manifestando eso sí, todos ellos su profundo pesar por no poder participar. No solo eso. La noticia de la elaboración de este disco se anunció en El Club de Amigos del Crimen y corrió como la pólvora por barras de bar, conciertos, charlas de estudio y demás foros musicales y empezaron a llegar encarecidas solicitudes de participación en el disco que… fueron aceptándose por riguroso turno de llegada y a las que hubo que poner freno cuando se calculó que, por minutaje, ya no podrían caber más canciones en el CD.

Había disco. De modo que correspondía buscar un aliado que nos ayudara con toda la logística (arte final, fabricación, imprenta, fábrica…). Una vez más, El Club de Amigos del Crimen llamó a las puertas de Ubaldo e Isa de Osadía Ediciones que apoyaron el proyecto desde el minuto uno y se volcaron en él. Basándose en recortes de prensa, carteles, entradas, fotos antiguas, etc. proporcionadas por Manolo Bertrán, el pintor Antonio Minerba ha conformado los collages de portada, contraportada e interior del CD, creando un tríptico que eleva a categoría de obra de arte exclusiva la carpeta que encierra el disco recopilatorio.

En cuanto al contenido, en el disco participan nombres importantes de la escena musical valenciana (Una Sonrisa Terrible, Serpentina, FaNáticos, Ona Nua, Samuel Reina, Lanuca, Caballero Reynaldo, Los Radiadores, Ambros Chapel, Oscar Briz, Luis Prado, Santiago Penagos, Gilbertástico…). Pero también del resto del estado, como Santi Campos (Castellón), Óscar Ogalla (Barcelona), Raquel G Cabañas (Barcelona) o nuestros favoritos Tesouro (Ourense)

Gilbertástico, figura del underground valenciano, da un nuevo brillo a la crónica de la vida de Emilia Argüelles Catalina, “Gracia Imperio”, y también de su extraña muerte. Santi Campos, siempre brillante, dota a “Clínica del Alma en Navidad” de personalidad propia. Preciosa versión. Un clásico de la banda como “Jugando a Pillar en el Limbo” tenía que ser reinterpretado por alguien de caché. El gran Luis Prado lo es, y sabe hacer justicia a la canción. Los Radiadores, banda hermana de los doctores, lleva “A La Vez” a su terreno con el punk rock vitaminado que es marca de la casa. Ona Nua es una de las sorpresas, con una aproximación de “La Habitación de Charo” al folk rock.

No podía faltar, aunque se grabara hace -glups- 25 años, la juguetona versión que Una Sonrisa Terrible hicieron de “Un Billete de 2000” (pesetas, claro). Samuel Reina pone su toque en la fantástica “Sonaba Julio Galcerá”, ese homenaje a otro músico local infravalorado. Caballero Reynaldo nunca decepciona. “Ojos de Serrín”, una canción que le encaja a la perfección, cobra nueva vida con ese pop excéntrico con personalidad propia. Ambros Chapel saben llamar la atención dotando de perfil siniestro a “Ligero Como Una Pluma”. Tesouro, la banda de Carlos Rego, son uno de los tesoros ocultos del panorama nacional. Artesanos del buen pop, su “El Vertiginoso Atleta Moral” es uno de los mejores hallazgos del disco.

Distintas aproximaciones al cancionero de la banda, todo un clásico de la escena valenciana. Manolo Bertrán Pérez, con su cabezonería, es el principal artífice de que la banda haya permanecido tantos años en la brecha. Siempre tirando adelante con sus composiciones llenas de grandes letras y un rock mediterráneo con personalidad y sello propio. Junto a Antonio Chumillas «Chumi» y Asensio Ros «Wally», juntos desde el principio, se han mantenido contra viento y marea, por amor al arte. Aunque hay que sacarse el sombrero también ante Edu Cerdá y David Vie, que consolidaron la formación clásica hace más de 20 años. Unos supervivientes, porque como ellos dicen, “Somos casi los únicos que no hemos vuelto, porque nunca nos hemos ido. Doctor Divago siempre ha estado ahí”.

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