A Geoff Tate no se le puede reprochar seguir defendiendo en vivo cada uno de los temas que compuso en el seno de Queensrÿche. Sobre todo si lo hace con la calidad que pudimos comprobar en su reciente gira.
No se lo que habrán cambiado las cosas desde 2012, año en el que Geoff Tate fue expulsado de Queensrÿche. Pero creo que aquel acuerdo inicial en el que sólo se le permitía al cantante alemán tocar las dos partes de “Operation:Mindcrime” ha prescrito. Ya en su anterior gira interpretó íntegros los discos “Empire” y “Rage For Order”. En esta ocasión ha regalado a sus seguidores una gira de grandes éxitos. Un exhaustivo repaso a su etapa al frente de la banda que le brindó la fama.
Ni el frío, ni la pereza de los lunes fueron suficientes para evitar que La Nau se llenara para atender a la ceremonia del directo. Y es que el motivo era suficientemente poderoso como para no quedarse en casa. Todo un repaso a la era clásica de Queensrÿche por parte de la voz que las compuso. En su último paso por la ciudad ya pudimos comprobar que su voz seguía en un excelente estado de forma. Así que eso era algo que pudiese preocupar en exceso. Solo quedaba una cosa que hacer, pasar por la barra, relajarse y disfrutar del repertorio.
Ivory Lake fueron los encargados de amenizar la hora previa con su pop endurecido. A Josh Watts, batería y líder del grupo, lo pudimos ver en solitario y en acústico en la última visita de Geoff Tate. En esta ocasión, disfrutamos de la formación completa. Melodías sencillas, con cierto regusto beatle que se iban complicando a medida que avanzaban las canciones. Temas como “Cigarrettes” o “Pillows” pasan del pop más naif a duros riffs que recuerdan a The White Stripes o Rage Against The Machine. Con el set de batería en el centro, las miradas se centraban en su líder que disfrutaba aporreando los parches en “Teddy Had a Temper”, uno de los temas más contundentes. Un aperitivo muy interesante en el que también destacaron la hendrixiana “Don’t Talk” o “My Little Flowers”.
Turno por fin para el cantante alemán. Repitiendo la banda que lo acompañó en su anterior gira con la incorporación de un tercer guitarrista y un cambio en los parches. Se nota que llevan años defendiendo el legado de Queensrÿche por el mundo por lo compacto que suenan. Desde la inicial “Empire”, el público se mostró entregado con ganas de disfrutar de las canciones y a Geoff Tate en un excelente estado de forma vocal. “Desert Dance”, “I Am I” y “Sacred Ground” dejaron ver el lado más dramático y tintes exóticos en las composiciones. El saxo presente en el escenario ya daba pistas sobre la inclusión de “The Thin Line” en el set.
Pero si hubo algo que se llevó la gran ovación de la noche, fue el bloque dedicado a la obra cumbre de Queensrÿche, “Operation: Mindcrime”. La canción que da título fue la primera en sonar. Sin dejar descanso atacaron “Breaking The Silence” y la imprescindible “I Don’t Believe In Love” antes de echar la mirada atrás hasta los inicios de la banda con “NM 156”. y una primera visita a “Rage For Order” con “Screaming In Digital”. Un bloque que se cerró con entusiastas aplausos del respetable.
Aprovechando la temática digital de los últimos temas nos recordó lo raro que se les hace a las generaciones actuales pensar en cómo era vivir en los 80 sin tanta tecnología. Todo para presentar “Walk In Shadows” que encabezaría el último bloque del concierto antes de los bises. Y si esto iba de grandes éxitos de la banda, no podían faltar a la cita “Another Rainy Night (Without You)”, “Jet City Woman” y su balada “Silent Lucidity”. Geoff Tate nos recordó todo lo que ha supuesto ese tema para la gente y para él mismo a pesar de las contras de estar continuamente de gira.
Precisamente este The Big Rock Show termina con su paso por España, como así hizo saber a la audiencia antes de presentar a los músicos y comenzar los bises recordando a Pink Floyd y su “Welcome To The Machine”. Presente en su disco de versiones, fue un buen ejemplo de cómo integrar los solos de instrumentos en el concierto sin que resulte un tedioso ejercicio de narcisismo musical. Y como guinda del pastel dos grandes de la discografía de Queensrÿche, “Take Hold The Flame” y “Queen Of The Reich”.
Podríamos entrar en si el sonido que ofrece llevar todos los instrumentos por línea le resta autenticidad al conjunto. O si era necesario el uso de samples o partes pregrabadas siendo siete músicos en escena. Para mí lo segundo no tiene mucho sentido. No es necesario recrear al pie de la letra los temas, pero entiendo que sea un recurso válido. Más allá de cuestiones meramente técnicas, Geoff Tate ofreció lo que prometía. Una buena velada repasando los grandes éxitos de Queensrÿche… y eso lo cumplió con creces. Podría parecer que la fórmula está agotada, pero mientras siga manteniendo la voz en ese estado, aún nos quedarán giras del vocalista.
Fotos: Desi Estévez