Aunque titula esta crónica, sería injusto catalogar a Lucía Fumero como latin jazz queen. Y no porque no reúna los méritos suficientes, que los reúne, y de sobras. Sino porque sería reduccionista y un poco simplista sintetizarla a esta simple etiqueta. Porque Lucía es una latin jazz queen, y mucho, mucho más.
Con la «excusa» de la presentación del reciente y exuberante «Folklore» Fumero nos regaló un viaje por toda su trayectoria, derrochando clase, atrevimiento y maestría. Un repaso a un cancionero en que el acompañamiento de Martín Leiton al bajo y coros y de Juan R. Berbín (productor habitual de la pianista) a la batería se antoja fundamental : la seguridad que regalan a Lucía le permite encarar el recital con una libertad absoluta.
Canciones que en estudio suenan super frescas como «Quisiera ser un robot», «Para siempre» o «La bruja» mantienen la originalidad pero a la vez se enriquecen de las improvisaciones en clave jam del trio; recupera su lado más folk con un «Dreamers day» con ecos de Nick Drake y se atreve a atacar «Nothing» tal como la compuso, con la guitarra y no al piano.
También tuvo tiempo para destapar su faceta más latina y menos jazz (por definir lo indefinible) con la delicada «Los aretes de la luna» y la irresistible versión del bolero de Benny Moré «Mi Amor Fugaz», de bucear en el clasicismo con «Vals Vienezolano» y de regalarnos una de las grandes delicatessen de la noche, la cita a Duke Ellington con la crepuscular «Reflections In D».
Una gran noche en la que Lucía Fumero vuelve a demostrar una evolución a pasos agigantados, «huyendo» de esa zona de confort que es la perfección instrumental para recorrer nuevos caminos de fusión y apertura sónica. Sacrificar etiquetas para conseguir nuevas y excitantes sensaciones…
Fotos Noemí Pujolar.