Crónica de los últimos dos conciertos de la gira de Sturgill Simpson, ahora bajo el nombre de Johnny Blue Skies presentando su último disco «Passage Du Desir», el 21 de marzo en La Madeleine en Bruselas y el 22 de marzo en Le Trianon en París. Tenemos que hablar de Sturgill Simpson.
Tenemos que hablar de Sturgill Simpson. Tenemos que hablar seriamente de Sturgill Simpson. Este animal que entre los dos recitales, y más de cinco horas y media de espectáculo que nos brindó, no tuvo el apoyo de artificios, cero posados para la foto, o el ‘cantad conmigo’ de los propensos a la ley del mínimo esfuerzo.
Ni los bises tienen cabida, no le pidas ‘otra’, levanta el brazo, enseña los cuernos, se despide y se va con el andar despreocupado que tienen los domingueros cuando pasean sin rumbo mientras miran escaparates de tiendas cerradas, o lo que es lo mismo, con desinterés, otro día en la oficina, y así hasta la próxima.
Y es que el de Kentucky no hizo concesiones, fue directo a la yugular, durante la velada miraba al respetable con gesto desafiante, con el aire de alguien que se sabe ganador. Lo que está claro es que la apuesta por Simpson es carta ganadora. Brent Cobb ya lo dijo hace unos diez años cuando le calificó como la mejor voz de la escena Country, pero quizás estemos ante un mejor guitarrista que cantante, que ya es decir, y una presencia escénica a la altura de los grandes, sin alardes de nada, porque igual el propio Sturgill cree que todo es un circo.
Es como si necesitara quitarle hierro a su grandeza, o que simplemente la evite para encontrar seguridad. Finaliza la mayoría de sus canciones empatándolas con la siguiente sin vanagloriarse en el aplauso, como si le avergonzara, en un gesto casi de humildad. Se mezclan todos los estilos de raíces de la música americana, de forma contundente, como un martillo, y a pesar de que la banda parece disfrutar con su arte, no hay tiempo para sonrisas, It aint all flowers, y golpea una y otra vez hasta que dejarte exhausto.
En la gira de Sound & Fury, aquella maravilla rockera que en 2020 le trajo de gira por Europa, Sturgill reconoció que a pesar de que haga rock and roll su voz siempre sonará Country, y esta gira es la absoluta certeza de esa afirmación, suenan versiones de Purple Rain, Midnight Rider, You don’t miss your water, intercala los riffs del «Black Dog» de Led Zeppelin y a pesar de lo variados de los estilos, su voz prevalece, apropiándose de la canción como solo los grandes hacen, con una voz única. Y luego su fraseo. Es increíble que la misma canción, de un día para otro, pueda ser cantada de forma totalmente diferente, como si la improvisación fuera algo natural con lo que se siente cómodo, esto nos lleva a tallas altas como la de Sinatra, que solía permitirse semejante lujo.
Y es que tenemos que hablar de Sturgill Simpson porque hace que el público se sienta un privilegiado, y al final, cuando sales de un concierto, es de lo que se trata. Pero lo cierto es que no se habla de Simpson.
El cantante, alejado de forma voluntaria del mainstream, y siempre crítico con Nashville y su entorno de cartón piedra, parece preferir hacer las cosas de otra forma, por libre, por su cuenta, alejado del postureo y el foco permanente. Esperemos que ese escudo que se ha impuesto, quizás para ser musicalmente libre, no nos haga tener que esperar un lustro más para tenerle de vuelta, porque lo cierto es que hablamos muy poco de Sturgill Simpson.
Sturgill es el rock entendido como se hacía décadas atrás: un momento de celebración y disfrute, un escapar de la vida cotidiana al alcance de todos los públicos, no solo de las élites. ¿Quién ofrece hoy en día maratones de tres horas de música pura y, además, a precios razonables? Curiosamente, parte del público no pudo aguantar todo el recital por razones puramente físicas, puede resultar agotadora para el público más veterano tanta intensidad. Algunos, lo más talibanes del country, incluso marcharon disgustados, tras escuchar poco o nada de lo que querían oír: Sturgill se ha reafirmado en esta gira como un verdadero rockero.
“No estaba haciendo nada y me preguntaron si quería ir a México un par de días a tocar la guitarra para los Grateful Dead. No los conocía bien, porque cuando tenía veintipocos años, en Kentucky, había una escena de jam bands que no me llamaban la atención y había puesto erróneamente a los Dead en el mismo saco.
Luego, cuando Bob me envió 60 canciones para aprender, pensé: ¿Por qué es tan fácil?¡Y fue porque Jerry tocaba folk, country, bluegrass y blues, de la misma manera que yo toco la guitarra! Ahora es mi guitarrista favorito. Y después de llegar a casa de esos shows, lo único en lo que podía pensar era en tocar la guitarra otra vez durante 10 horas al día. Llamé a mi mánager y le dije: Quiero ir de gira y hacer conciertos de 3 horas». Me da vergüenza decirlo, pero Jerry García: ¡quizás me hubiera salvado la vida!»
Desde aquellos conciertos junto a los Dead (más bien lo que queda de ellos), Sturgill decidió mantener encendida la llama de las grandes bandas de los 70s y, desde entonces, junto a su banda de enormes músicos, ha ofrecido conciertos como deben ser: virtuosos, experimentales, sorprendentes, cambiantes, … Reinterpretando temas propios y recuperando clásicos, ya sean más o menos afines (“Spanish Moon”, “Midnight Rider”, “L.A. Woman”, la enorme “Whiter Shade Of Pale”, “Purple Rain”) o totalmente fuera de lo esperado, como ese “Party All The Time” de Eddie Murphy. Conciertos que, como hacían los Dead se graban religiosamente para colgarlos días después en Nugs.net, donde los fans pueden discutir sobre la mejor interpretación, el mejor solo, etc.
“Railroad Of Sin” y “Brace For Impact”, primeras canciones de la noche en Bruselas, pusieron las cosas claras: ni hola ni nada, electricidad desde el primer acorde. Épicas y majestuosas, con la banda dándolo todo desde el minuto uno, engrasados y compactos, todos a una, cada uno con su momento de gloria, pero siempre al servicio de la canción.
Laur Joamets estará en todo momento demostrando que es uno de los guitarristas más finos y versátiles del momento, Robbie Crowell, haciendo fácil lo difícil en los teclados: sabe ser sutil y sabe ser salvaje, sabe cuándo entrar a cuchillo y cuando quedarse en la sombra. Además, cuando se requiere, cumple como saxofonista.
Lista de reproducción de vídeos de Sturgill Simpson en Bruselas:
“One For The Road”, con su cadencia de soul sofisticado, es uno de los grandes momentos de la noche, alargada con unos solos de guitarra perfectamente definidos . “Hello, My Darling: Welcome To Earth”, canta Sturgill en ese “Welcome to Earth (Pollywog)”, gran clásico dentro del disco que le valió el Grammy y en el que se resume la grandeza de la banda.
El guitarrista estonio combinando eléctrica y steel guitar, Robbie, a los teclados y saxofón, … y la batería conduciendo el tema hacia “It Ain´t No Flowers”, un blues rock donde invocan a los Allman Brothers.
Clica en la foto para ver la galería de Sturgill Simpson en Bruselas.
Si lo de Sturgill Simpson en Bruselas fue descomunal: tres horas sin bajar el ritmo salvo una vez para decir hola, lo del sábado en París, en la zona de Le Pigalle, distrito del pecado de la ciudad del amor, en un marco precioso como el teatro Le Trianon, fue aún mucho mejor
Más salvaje, violento y sin dar respiro al respetable dominando todos los registros que nos gustan y manteniendo la llama de las mejores bandas de la historia. No apto para débiles de mente ni de espíritu y sobre todo para aquellos que dijeron y escribieron que no entendían su álbum «Sound & Fury» publicado en 2019 y en el que pudimos verlo defenderlo en Dublín.
Sturgill Simpson sonido y furia en Dublín
Fueron dos horas y media en París de Sturgill Simpson repleto de grandes momentos. Recuperando el tiempo perdido, explicando a su público su conexión con la «ciudad de la luz», el Passage du Désir esa calle privada del distrito 10 de París que dio nombre al primer álbum de Johnny Blue Skies (apodo que le puso un camarero de su Kentucky natal), mezcla de esa hermosa fachada con la puerta vieja y destartalada y de un burdel, mientras exploraba a fondo su catálogo y más allá de él.
Lista de reproducción de vídeos de Sturgill Simpson en París:
Simpson, junto con un inconmensurable Laur Joamets a la guitarra, Robbie Crowell a los teclados y ocasionalmente al saxofón, Kevin Black al bajo y Miles Miller a la batería, elevaron el espíritu de la banda de bar a una obra de teatro digna de un espectáculo con una intensidad y energía inagotables, mientras sus compañeros seguían su ejemplo a la perfección en un tira y afloja de baladas y rock, largas improvisaciones de country soul rock clásico, reggae, rock and roll y country clásico.
Sturgill Simpson bajó a los infiernos de Barcelona con su metamodernismo Country
Simpson está ya por derecho propio en el circuito de las grandes ligas como pudimos comprobar en Bruselas y París tras verlo en varias ocasiones y en distintos formatos.
Dos nuevas experiencias impactantes e inolvidables con Sturgill Simpson en Bruselas y París, que con actuaciones como esas, podemos afirmar que Sturgill seguirá sorprendiendo, desafiando y electrizando a su público durante años.
La letra de “Right Kind Of Dream” resume los dos conciertos a la perfección: “Quiero darte el tipo de sueño correcto/ Quiero hacer magia enamorada contigo/ Dicen que la alegría es pasajera y el dolor es para siempre/ Cómo desearía que la felicidad también dejara cicatrices/ Tal como lo haces tú”. Dos largas noches que nos han dejado cicatrices para siempre, ya que desde ese mismo momento han quedado como uno de los momentos más grandes que hemos vivido en nuestra larga trayectoria como espectadores de conciertos.
Clica en la foto para ver la galería de Sturgill Simpson en París.
Texto por Javier Casamor, Patricio González Machín y Carlos Pérez Báez. Fotos y vídeo Carlos Pérez Báez y Javier Casamor.