Myriam Gendron. Cuando se abre una ventana

   La cantautora canadiense llegó ayer desde Montreal para iniciar una mini gira por nuestro país. LLegó la primavera y con ella la luz. Es la primera vez que viene a España. Vestida de negro subió al escenario con un silencio que imponía. El ambiente era de total recogimiento.

   Nacida en Otawa, vivió parte de su infancia y adolescencia en Paris y Washington. Trabajó en una librería de Montreal, de ahí sus referencias constantes a la literatura en sus composiciones, amante de la tradición y marcada emocionalmente por la muerte de su madre, se ha volcado en la música como curación. 

«Tengo un enfoque muy literario de la música, una narración, una historia que cuento, incluso en las composiciones instrumentales, siento que es como una capacidad de atravesar épocas, lenguas, culturas…»

    Su primer álbum fue publicado en 2014 con el que compaginaba su trabajo de librera, «Not So Deep As A Well» dónde reinterpreta poemas de Dorothy Parker, poetisa estadounidense. Se le conoce por el disco amarillo por el diseño de su portada. A este le siguió el rojo «Ma Délire Songs of love, Lost & Found» (2021), 15 canciones que la encumbraron mientras sufría la perdida de su madre y desbordada por el trabajo en la librería. «Mayday» es el tercer álbum, publicado el pasado 2024 dónde fusiona tradición con modernidad. Ahora su vida se centra en la música.

«La música tradicional es como la antigua mitología, que ayuda a vivir.»

 Ayer nos confesaba que estaba nerviosa. La primera vez en España será un recuerdo para ella de algo especial. Y tengo que deciros que salió airosa. Su generosidad, su constante diálogo entre literatura, vivencias y tradición, el fingerpicking a la guitarra con una sensibilidad que nos envolvió con su sonido y la sensibilidad de su voz consiguiera que las cincuenta personas del público que asistimos a su concierto nos dejara entusiasmados con su folk ensimismado. 

   El concierto discurrió con temas en francés o en inglés de sus tres discos publicados, interpretados con mucha hondura y los ojos cerrados. Pero si tuviera que destacar alguno sería «Long Way Home» de una belleza turbadora.

«Terres Brûlées»

«Une rumeur s’élève lentement dans la nuit

Et lentement les cendres recouvrent le pays

Regardez le feuillage qui tremble dans le vent

Écoutez le langage…»

   Se inicia con unos sonidos pregrabados de trinos de pájaros que nos envuelve y una composición que recuerda a la poesía francesa clásica. La sensación se convierte en un paseo por un paisaje sonoro. 

   El tema más emotivo fue sin duda «La Belle Françoise, pour Sylvie» de una belleza increíble. Un canción tradicional del siglo XVII redescubierta por Michael Faubert que se convirtió en una obsesión para Myriam y terminó por convertirse en un duelo por su madre. 

   Para cerrar el concierto tuvo un recuerdo para Michael Hurley, cantautor folk fallecido ese mismo día cantando «The Werewolf Song». 

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