Qué pena damos… préstamos para el ocio y peor aún, para el postureo. Más de la mitad de los asistentes del festival norteamericano del Coachella en Indio, California, utilizaron un plan de pago.
Aquí en España llevamos unos años con la misma historia. Fondos de inversión metidos en la organizaciones, «pseudo promotores» o comisionistas por cuenta ajena masacrando entidades públicas con subvenciones y el público pagando precios por entradas desorbitados por ver un concierto o festival.
Del préstamo para vacaciones al préstamo para ir al festival más exclusivo. Y de ahí a pedir préstamos para ir a un sólo concierto de una gran estrella, queda un telediario o menos. ¡Paremos ya está ridiculez y sangría!