La sala We Rock acogía de nuevo a los británicos The Brew en su visita a la capital y registrando muy buena entrada, a pesar de que un miércoles se antojaba a priori como un mal día para animar a la gente a un concierto.
El rock callejero de Señor Mamut arrancaba la noche, con canciones de sus dos discos y versiones como ‘Suffragette City’ de Bowie completando los cuarenta minutos de una buena actuación. Les falta soltarse un poco pero apuntan maneras.
The Brew han sabido ganarse el cariño del público a base de giras frecuentes y extensas, y mantenerlo con actuaciones llenas de fuerza y pasión. Desde su primera visita a nuestro país en 2009, su popularidad ha ido en aumento y sus seguidores siguen acudiendo fielmente a su cita anual con el grupo. Tienen buenas canciones y actitud, se entregan al cien por cien en cada concierto y saben transmitir lo mucho que disfrutan tocando, dejando la sensación de que las dos horas que pasan sobre el escenario acaban demasiado pronto.
Empezaron centrándose en su último disco, Control, con ‘Repeat’, ‘Mute’, ‘Pause’, ‘Skip’, ‘Fast Forward’, ‘Shuffle’… sin obviar el repaso a los anteriores: ‘KAM’, ‘Every Gig Has A Neighbour’, ‘Six Dead’…
Jason Barwick destaca tanto como guitarrista como en su papel de frontman, saltando sin parar, acercándose a la gente y agradeciendo su apoyo. También nos mostró que sus progresos aprendiendo español alcanzan a pedir un whisky y dos cervezas.
La veteranía del bajista Tim Smith armoniza a la perfección con el ímpetu juvenil de su hijo Kurtis Smith a la batería, que no paraba de bromear y reírse. Esa mezcla de generaciones se da igualmente en el público, donde se apreciaba mucha disparidad de edades. Y por supuesto en su música, que supone una enfoque actualizado sobre la mejor tradición del rock clásico.
Hay momentos para el lucimiento personal: Jason recurrió a su habitual solo de guitarra con arco de violín y Kurtis acabó el suyo a la batería tirando las baquetas y golpeando los parches directamente con las manos.
Ya entrando en los bises, sacaron el libro de historia encadenando ‘Voodoo Child’, ‘Baby Please Don’t Go’, ‘Whole Lotta Love’ y ‘Break On Through (To the Other Side)’ entre otras. Con ‘A Million Dead Stars’ la sala entera se unía coreando el estribillo y quedaba patente que el grupo ha logrado ya instaurar sus propios clásicos.
En cuanto terminaron de tocar, se acercaron a saludar, firmar discos y hacerse fotos con todo el mundo, corroborando que trasladan la conexión con el público más allá del escenario. Un caso claro de éxito merecido que esperemos les dure muchos años.
Texto y fotos de CGM