Fish reapareció en los escenarios españoles, tras cancelar sus últimas fechas a finales del año pasado, pasó por la madrileña Sala Caracol sin causar gran entusiasmo entre el público de la capital. El concierto estuvo basado en la presentación de su última obra discográfica que data del año 2013 «A Feat of Consequences» sin dejar de lado sus anteriores aportaciones y como no, rescatando algún que otro tema de Marillion. La excentricidad de Fish tuvo como condicionantes el negarse a cualquier filmación de películas y las fotos sin flash, así que con la penosa iluminación la cosa no fue tarea fácil para los fotógrafos. El público entusiasmado por ver al portentoso danés con mirada fía, cortante… de pocos amigos, aquel que se consagró en la obra de Marillion con su gran voz.
Fish ya no tiene esa peculiar voz fina a la que nos tenía acostumbrados, pudimos apreciar un notorio cambio decisivo donde prevalecen las tonalidades más graves debido, posiblemente, a su adicción al tabaco. La filmación de vídeos en un gran telón ilustraban los temas llenando de magia la sala, atractivo que hay que reconocer a la buena ejecución de los integrantes que acompañan a Fish. Robin Boult a las guitarras, Steve Vantsis al bajo, John Beck a los teclados y Gavin Griffiths a la batería articulaban la unificación sonora a la voz de Dereck W. Dick o lo que es lo mismo Fish.
La interpretación en directo marcan el desperfecto de no poder ser interpretadas de una forma intacta a las composiciones originales, los sonidos de rock progresivo, neoprogresivo cargada de sintetizadores, arreglos y otros instrumentos se ven muy limitados o se condicionan a su elaboración más aproximada. El público echó en falta algún tema más del recuerdo ya que los temas nuevos apaciguaban bastante el ambiente siempre expectantes a ver con que tema nos iba a sorprender. Siete temas del nuevo disco acapararon casi todo el repertorio, tres obsequios con el sello de Marillion y el resto un ínfimo repaso a su trayectoria en solitario, en un repertorio de quince canciones no satisface la ansiedad que tiene el público por escuchar viejos clásicos. De esta forma en un marco donde se registró un buen sonido, Fish nos dejó carentes, insatisfechos, casi dos horas donde hubo momentos emocionantes y otros más sombríos.