Marillion nos ofrecieron un viaje musical y visual el pasado 12 de Julio dentro del ciclo de conciertos Noches del Botánico que se celebra en Madrid dando cabida a diversos géneros musicales. La magia musical que siempre ha estado presente en la trayectoria de Marillion hizo eco en el entorno de un óptimo marco donde el aire libre y la música hicieron un incomparable binomio. Emocionante reencuentro por los derroteros del rock progresivo que viene ejerciendo esta formación desde sus inicios, exteriorizando vestigios de lo que será su último trabajo que aún no está en la calle F.E.A.R. y que verá la luz el próximo mes de Septiembre.
La seducción de Marillion se vio reflejada en uno de los pilares fundamentales de la formación, el gran Steve Rothery, una vez más demostró y trasmitió el encanto que aporta el dominio de las seis cuerdas en cada tema ligado al envolvente sonido que desprende los teclados de Mark Kelly junto al aporte rítmico de Pete Trewavas al bajo y Ian Mosley a la percusión, bajo la teatralidad de Steve Hogarth mostrando su gran personalidad a las voces. Un conjunto sonoro amenizado por vídeos hipnóticos acordes a una sonoridad que acredita el porqué Marillion es considerada como una banda de culto.
Un concierto para disfrutar y dejarnos llevar por la fuente inagotable de recursos que Marillion plasman en su música consiguiendo una sonoridad perfecta. Para los más fieles seguidores de la formación británica hubo un antes y un después en la trayectoria de Marillion, no haciendo sombra para muchos tras la marcha a finales de los años ochenta de su vocalista Fish.
Las bandas cambian de integrantes y su sonido también y pese a quien le pese el sonido magnético y hechicero hizo mella en los asistentes que nos dimos cita basando un escueto repertorio en los trabajos grabados con Steve Hogarth a la voz dejando para el final la guinda que culminó con la gente en pie, emocionada entonando uno de los himnos bandera de Marillion, posiblemente de la mejor época para muchos, eso sí, todo hay que decirlo en estos temas echamos de menos la carismática voz de Fish. La magia sigue presente en Marillion.
