Dicen que en Estados Unidos el campo se está quedando sin trabajadores y peligran las cosechas. Indiana forma parte del Grain Belt o granero de Norteamérica. Anoche en la Boite y con la sala casi a reventar, el Reverendo Peyton junto a su Big Damn Band, nos revolcaron por la hierba, el heno se nos pegó a las camisas de franela y el verdín manchó nuestros petos vaqueros.
Forman un poderoso trío llegado de Brown County, la zona más meridional de Indiana y lo conforman el Reverendo Peyton a la guitarra, su esposa Breezy a la tabla de lavar electrificada, toda una fuerza de la naturaleza, de la expresividad, muecas, giros, guiños al público, un huracán vagando libre por el escenario, golpeando con sus guantes con yemas metálicas la washboard como una gata furibunda.
Atrás el batería, Maxwell Senteney, sudando hasta la última gota siguiendo los ritmos salvajes de la música que arranca el Reverendo en cualquiera de sus seis guitarras, cada una más peculiar si cabe, desde una cigar box hasta un hacha…todo vale para dar rienda suelta a tanta fuerza del delta blues, al más puro estilo de Blind Willie Johnson o Charlie Patton.
Anoche presentaron su último disco “Front Porch Sessions” con canciones de anteriores LP’s. Aires folks, funk, rock & roll, blues del granero…tocados con accesorios e instrumentos tradicionales, referencias a sus primeras lecciones de guitarra o a ese porche en la fachada principal de su hogar en Indiana, siempre hay una canción favorita y anoche nos ofrecieron un concierto vital sin igual. Una alegría para el cuerpo y para el espíritu.
Texto y fotos por Ana Hortelano.