Con una apuesta arriesgada, en un acto de generosidad con el pasado nos interpreta íntegramente, el legendario disco debut de culto “In The Flat Field”. Con cortes impenetrables, entre lo humano y la divinidad teatral, Peter Murphy, un gran divo del rock, en un estado de voz excelente, junto a David J, el bajista original de Bauhaus, nos deleita en una gran noche, con un gran concierto, brillante e irrepetible, digno de ser ensalzado, con un sonido de la sala muy bueno.
Bauhaus 18|11|18 sala La Riviera, Madrid. Apertura puertas 19.30 h.
Una larga cola de espera para entrar. Una tarde lluviosa. La mitad de la sala por llenar, son las 8.30 h. La banda londinese Desert Mountain Tribe, estaba tocando, un grupo con alma psicodélica, guitarra y bajo cargados de furia, energéticos, enmarañados y envolventes, otras veces, entre susurros, pero con un público poco entregado, ansiando la presencia de Bauhaus, un trío a caballo entre Londres y Colonia formado por Jonty Balls (guitarra y voz), Felix Jahn (batería y voz) y Philipp Jahn (bajo), circa 2012. Una banda que crece a cada paso. Un grupo con personalidad, potente y rotundo, como telonero.
2018, Madrid, de nuevo asistimos a otra reencarnación de Bauhaus, cuarenta años después de su formación, el legado de la banda sigue vigente, esta vez nos visita el cincuenta por ciento, de la formación original, la parte más intelectual y la más escénica, David J y Peter Murphy.
Escenario a oscuras, los primeros focos iluminan a David J, tras sus gafas de sol, con inquietante introducción submarina, da entrada, a los primeros acordes distorsionados del bajo, junto a Mark Thwaite, a la guitarra, la oscuridad se hace presente y, el baterista Marc Slutsky. Desde un juego de luces expresionistas, abriendo campo, Peter Murphy, como si de un maestro de ceremonias se tratase y con una elegancia magistral, entra a escena y, nos interpreta el primer corte, Double Dare, de su álbum debut «In The Flat Field” (1980 4AD), disco que tocarán de principio a fin. Una apuesta mucho más arriesgada, que limitarse a los grandes éxitos de Bauhaus.
Pasión, brillo, fuerza, misterio, encarnando la etiqueta del rey del Post-punk, gótico, una voz profunda y poderosa, seduce al público, el dramatismo es fundamental en el mundo tenebroso en el que Bauhaus nos adentra, seguimos con el tema que da nombre al disco In The Flat Field, en un arranque de guitarra crepitante, más dinámico, Marc Slutsky golpea la batería sin cesar, la voz de Peter Murphy es sobresaliente. En God In An Alcove, recorre el escenario, con actitud altiva, y termina auto-coronándose él mismo rey, mientras canta He’s a god, a god, Now I am silly, Now I am silly, Silly, silly, silly, silly, Silly el público le adora.
En Dive, Peter se acerca a Mark Thwaite y baila con él, con un ritmo marchoso, y rockero. Spy In The Cab, con una atmósfera lúgubre, con voz afligida y, única fuente de luz en el escenario, directa a Peter Murphy, evoca a la angustia, muy dark. Little eye spy with my little I spy… spy… spy
Small Talk Stinks, megáfono en mano para dar más énfasis, luz roja y cálida invade el escenario, música electrónica y coros de Mark. Peter nos hace una introducción verbal del tema St. Vitus Dance, muy teatral y nos invita a bailar.
Luces estroboscópicas para anunciar Stigmata Martyr, a un público enloquecido, Peter con el mástil del micrófono detrás del cuello, emulando una cruz, comienza una de las canciones, más blasfemas y provocadoras de su repertorio, a su infancia católica, de padres irlandeses afincados en Inglaterra. Momento álgido y de mayor tensión escénica del bolo.
Para Nerves, necesita un pequeño descanso y entrar en situación, 7 minutos de atmósferas dark, comienzo lento, piano, Krautrock, desesperación en la voz, a veces pausada otras frenética con sonidos extraños y distorsiones variadas.
—Muchas gracias Madrid! Dice Peter y presenta al resto de la banda, con los acordes de fondo de Burning from the inside, seguido de Silent Hedges. Acaba el primer acto.
Llega Bela Lugosi´s Dead, (1979) Una guitarra con influencias dub (experimento electrónico que nace de ritmos reggae), y raros efectos, con la voz de ultratumba, que aparece minutos después de comenzar la canción, añade más dramatismo a esta pieza clave del rock gótico, contraluces, Peter, se mueve por el escenario con la seguridad de ser el Duque Negro, que vuelve de las tinieblas, el público siente a Bela Lugosi. Un homenaje a los vampiros y en especial al actor húngaro Bela Lugosi. El inicio de un nuevo género emergía dejando atrás la decadencia del punk.
Todos bailamos con la alegre She’s in Parties, que en realidad habla sobre una actriz de cine que está en decadencia. Adrenaline, un tema potente y pegadizo, Peter se contornea, mueve las caderas y siente el ritmo, contagia a un público entregado. Un inconfundible bajo en clave funk, teclados y mucha guitarra nos introduce en Kick in the Eye, un nuevo amanecer, muy bowie.
Todos cantamos The Passion of Lovers, la evocadora voz de Peter nos vuelva a capturar. Dark Entries, una introducción rápida de percusión, muy punk y, Murphy dicta sentencia con su voz a un ritmo frenético.
Severance, primera cover del concierto, de Dead Can Dance, dejando a la gente con ganas de más, tras una hora y veinte minutos de show.
El grupo vuelve para los bises e interpreta su particular versión de Telegrama Sam, de T-Rex. Otro de sus iconos musicales y, todo un homenaje vocal a su querido David Bowie, con la cover Ziggy Stardust, su voz sigue siendo impecable y cargada de fuerza, la sala enloquece, Bauhaus abandona el escenario.
Cuando todo el mundo da por terminado el concierto, minutos después salen de nuevo y nos regala un último pase, Crowds, melódica, emocional, obsesiva, oscura y catártica, preciosa canción para la despedida de Bauhaus y punto final a un concierto épico.
Texto por Skuvus. Fotos por Paula Rodríguez.