Honey Harper se presenta con «Starmaker», celestial cosmic country

Honey Harper debuta por fin en formato largo con Starmaker, un disco que se define en la hoja promocional como celestial cosmic country. Un  trabajo que profundiza en el sonido de su EP Universal Country, que le dio a conocer hace dos años. Larga espera para los que tuvimos aquellos cuatro temas en bucle durante meses. Pero ha valido la pena. Este trabajo es uno de los discos más personales que se han editado en lo que llevamos de 2020. Con él trata de hacerse un hueco en la enorme cantera de nuevos artistas del género que están aportando nuevos caminos que parten del country: Orville Peck, Garrett Capps, Lavender Country,…

Escucha el disco de Honey Harper aquí

William Fussell nació en Georgia del Sur, aunque creció en Atlanta. Su padre era un imitador de Elvis, pero el country no formó nunca parte de las preferencias del pequeño Willy. Cuando decidió ser músico, pasó unos años buscando su identidad musical. Casi adolescente, a principios de la década de 2010, lideró un grupo de post-punk sintetizado llamado Mood Rings. Más tarde se mudó a Londres y probó con la música de vanguardia bajo el nombre de Promise Keeper. Finalmente, decidió tirar por el camino del country y rebautizarse como Honey Harper. Bajo este nuevo nombre, se entusiasma con la idea de Gram Parsons de llevar el country un paso más allá, buscando las fronteras de ese sonido y llevándolo al futuro.

Tipo peculiar donde los haya, su imagen es de las que no se olvida, mezcla de tradición y modernidad. Mata de cabello rubio platino, ojos que muchas veces pinta con diamantes, sombrero Stetson, trajes inspirados en Nudie Cohn, … En cuanto al sonido, acústicas, pedal steel, pero también flautas o sintetizadores cuando es necesario. Sobre ellos, su peculiar voz flota en cada momento, creando un sonido majestuoso y melancólico. Un timbre que vibra tanto en los susurros como en los tonos más altos.

Grabado en varios estudios de Londres, París y Budapest (participa la orquesta nacional), su disco de debut se publica en Ato Records, Starmaker es un lujo de principio a fin. Funcionando como un todo, cada canción de este álbum empuja a Honey en su misión de traer el cosmic country a los años 20 y lo hace con modernidad y estética. En cuanto a las letras, recorren la oscuridad del ser humano: desesperación y esperanza en In Light of Us; pérdida y traición en The Day It Rained Forever; la ausencia de un amor en Tomorrow Never Comes; pena por Something Relative,  búsqueda de la fama en Starmaker,…

«La idea para mi debut era partir del cosmic country. Es una filosofía: la música, la estética, todo. Aunque en realidad una de las mayores influencias para mí para este álbum fue la canción de Brian Eno Weightless de su disco Apollo. Quería hacer ese tipo de sonido pero con canciones country tradicionales. Hay mucha música country nueva que desafía la tradición, pero creo que mucha de ella todavía tiene la misma estética, quiero cambiar eso. Para mí, la persona más cercana que ha hecho ese tipo de idea es Kacey Musgraves, tiene una estética y un sonido geniales.»

La conclusión que queda tras varias escuchas es clara: este disco es un mundo sin límites y lleno de matices. Si discos como este o el de Garrett T. Capps es a lo que se dirige la música country, somos afortunados de poder vivirlo en tiempo real.

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