Angel Olsen presentó su nuevo disco «Whole New Mess», su primer álbum grabado sin sus compañeros de banda desde su debut en 2012 con aquel «Half Way Home». El disco se grabó en una iglesia católica reconvertida para la grabación llamada The Unknown, con solamente su guitarra y voz.
Aparte de un par de canciones nuevas, versiones reducidas de las canciones de su álbum anterior, All Mirrors. Whole New Mess es el álbum soñado por Angel Olsen. Tener el corazón roto siempre es maravilloso para componer. Es combustible para todos esos incendios. Nueve de las once canciones aquí nos llegaron en «All Mirrors» de 2019, un desvío de grandeza inesperada de la querida Angel Olsen , empapada de cuerdas y exuberante orquestación. «Whole New Mess» representa el otro lado de ese espejo: la miseria, la valentía fingida, el grito feo.
Tras su reciente «“All Mirrors” (2019), Angel Olsen quería mostrar aquel momento de su vida, en el que una ruptura y la pérdida de amistades provocó ese sentimiento resumido en 11 canciones. Temas crudos, viscerales y oscuros en la que lidia con emociones, mostradas con una voz exquisitamente tensa y una guitarra rítmica intima en un ajuste de cuentas personal.
Despojados de su nervio más crudo, sin filtrar pero purificados, nos transportan directamente a la sensación. «Whole New Mess» es un disco sobre cómo desenredarse del amor y las exquisitas agonías que eso conlleva. Y aunque más áspero y áspero, no se cuece en su tristeza. Menos producción simplemente significa menos interrupción de lo que nos está transmitiendo. Podemos escuchar mejor la otra historia que se cuenta, que subraya estas canciones y sus temas.
Con solo voz, guitarra y letras garabateadas directamente desde el corazón hasta el cancionero, toma el micrófono en una iglesia católica, y canta como un mirlo.