Que conste en acta, que el segundo disco de estudio de The Band, nunca olvidado y siempre recordado. Este grandioso disco publicado un 22 de septiembre de 1969, compuesto por un buen puñado de canciones imbatibles, un laboratorio de investigación sonora bajo el mando de Robbie Robertson, Rick Danko, Levon Helm, Garth Hudson y Richard Manuel con John Simon a la producción y grabado en la casa de Sammy Davis Jr. en Los Ángeles. Una obra de arte integral. Todo eso fue «The Band”. Símbolo de los sesenta, cada día suena mejor.
Uno de sus principales méritos y atractivos de The Band, nunca se supo claramente, si el grupo era de Danko o de Helm o de Hudson o de Manuel o de Robertson porque, más allá de los créditos, siempre se supo que todas y cada una de las canciones eran armadas a diez manos y cinco gargantas. Compuesto por cuatro canadienses y un nativo de Arkansas que, entre 1967 y 1976, no demoraron en fundamentar junto a The Grateful Dead, Gram Parsons y Credence Clearwater Revival, cada una a su manera el sonido distintivo de donde sale, hoy, todo eso que se conoce como alt-country o americana o lo que sean gente como Ryan Adams, Wilco, Lambchop y un largo etcétera.
Ahí están como incontestables, «Music from the Big Pink», publicado en 1968, incluyendo “The Weight”, algo así como su propio “Like a Rolling Stone” y el todavía mejor, éste «The Band» (1969).
Robbie Robertson, quien escribió o coescribió todas sus canciones dentro de un marco conceptual de «la vieja y extraña América», sus vocalistas Richard Manuel, Levon Helm y Rick Danko, fabricaron minuciosas armonías angelicales en cada canción tan exquisitamente elaboradas, que sería difícil elegir por mi parte una pista favorita. Tú, como oyente, tendrás que decidir por ti mismo.
Mesuradas influencias de funk y soul entretejidas de alguna manera en el lienzo fundamental de su sonido. Levon Helm, a la batería, un maestro, su bajista Rick Danko, poseedor de un tenor apalache alto y trémulom su pianista Richard Manuel, un vocalista con un tono de melaza a juego con Ray Charles. Y un astutamente, Robertson dividió sus idiosincrasias vocales como un director de cine, haciendo coincidir el carácter con la narrativa con la orgullosa, en una emergente y temática de la Guerra Civil, una simple juerga de borrachos ambientada en Louisiana, la melancolía o una profunda herida en temas como «King Harvest», «The Night They Drove Old Dixie Down», «Up On Cripple Creek» o «Whispering Pines».
Mucho antes de ser The Band, ya eran memorables: primero como The Hawks acompañando a Ronnie Hawkins y después como la banda de Bob Dylan a mediados de los 60 y setentas. Por eso, cuando Robbie Robertson, Rick Danko, Levon Helm, Garth Hudson y Richard Manuel decidieron cortarse solos, lo único que los pudo detener fue el techo de su propio talento. Después de dos discos insuperables, una noche de noviembre de 1976, se despidieron sobre el escenario. Hubo beatniks, músicos legendarios, invitados excepcionales y hasta escenarios de La Traviatta. Un entonces joven director llamado Martin Scorsese filmó lo que sucedió aquella noche y produjo The Last Waltz.
Las drogas, los malos entendidos, las giras y las bolas discotequeras en el mundo del espectáculo erosionarían inexorablemente la magia de The Band. Pero eso ya es otra historia. Cuando termines de escuchar el disco, ponte “Once Were Brothers: Robbie Robertson and The Band“, documental sobre The Band y basado en las memorias de Robbie Robertson.
Maravilloso documental sobre The Band inspirado bajo el prima de Robertson y el de sus memorias “Testimony” publicado en 2016. La historia del surgimiento y la desintegración de una de los mejores formaciones me resultó tan convincente como fastuosa, apoyado en magníficas imágenes inéditas y comentarios.
Reproches, disputas, mencionadas en el documental sobre quién debería obtener el crédito en las composiciones y sobre todo lo que ello conllevaría como dice el propio Robertson, “fue algo tan hermoso que se incendió todo”. Robertson hacia el final del documental lo dejó caer, él y Levon Helm fueron los responsables de todo y esa fuerza en crear The Band. El día de la muerte de Helm, Robbie fue a visitarlo al hospital, le sostuvo su mano mortecina, ya inconsciente, recordando su juventud. “Levon, nos encontraremos al final”, aseveró Robbie Robertson. Pedir perdón y saber perdonar.
“Levon, I meet you at the end”…
Existen discos igual de buenos que «The Band” de The Band pero no mejores…
Escucha «The Band” (1969) de The Band:
NO MUSIC. NO LIFE. PLAY IT LOUD, MUTHA! FUCK YOUR SPEAKERS. MAKE ART NOT FRIENDS. MUSIC IS MEDICINE
Discos olvidados en nuestra sección Discos olvidados.
Dedicado a Miguel López.