Muchísimo se ha hablado de King Crimson y de su álbum debut, «In the Court of the Crimson King» publicado un 10 de octubre de 1969. Un disco adelantado a su época. Nacieron de la constelación progresiva de fines de los 60, pero rápidamente demostraron ser mucho más originales, creativos, menos pomposos y con una envidiable capacidad para reinventarse. De la mano de Fripp, Crimson supo combinar música progresiva, metal, folk, jazz, influencias de Bela Bartok, serialismo y muchísimo más.
En estas más de cinco décadas, King Crimson fue una entidad inestable. Se sucedieron separaciones recurrentes y muchos cambios de formación. Pero, al contrario de la mayoría de las bandas, esos parates, pérdidas y reconversiones siempre favorecieron transformaciones vitales y profundas. El mainstream nunca logró ni se preocupó por entender a King Crimson, pero Fripp siempre se las arregló para producir música en sus propios términos, bajo sus reglas y llegar a sus seguidores.
Pocos nombres en el mundo de la música han definido de manera tan cuantificable su propio sonido incopiable como lo hizo King Crimson con su debut en este «In the Court of the Crimson King: An Observation de King Crimson». Esta salva de cinco pistas, más allá del progresivo, reunió sonidos pastorales, orquestales, jazz y blues-rock con visión de futuro en una mezcla distintiva que solo sirvió para ampliar la paleta auditiva general de la década más formativa de la música popular.
A destacar también es la ilustración del disco. Sorprendente en su forma, tamaño y plegado del álbum realizado por Barry Godber, quien moriría muy joven, con 24 años de edad. La imagen de portada de un hombre esquizoide de boca ancha que ensancha sus fosas nasales y grita, es a la vez cruda e inquietante al mismo tiempo, mientras en su interior esa cara con dientes largos y manos, es un poco menos espeluznante.
Pero vayamos a su música, ya que las fórmulas fijas a finales de los sesneta dieron paso a la experimentación. El pop psicodélico de Procol Harum, Traffic, los Pink Floyd de Syd Barrett ampliaron las fronteras de la imaginación y el virtuosismo de Cream y The Nice contribuyó al desarrollo del rock progresivo. Ahora el árbol del rock tendía ramas hacia la fusión con el jazz, el folk y la música clásica: nacía el rock sinfónico. En este contexto de libertad creativa surgió King Crimson, banda inquieta y aventurera, que siempre buscó expandir su música hacia nuevos territorios.
El embrión de King Crimson nació a partir de dos hermanos al sur de Inglaterra. Michael Giles, batería, y su hermano Peter, bajista, buscaban otro músico para armar un trío de jazz. Su anuncio en un periódico local fue respondido por el guitarrista Robert Fripp. A finales de 1967 Giles, Giles y Fripp lograrían un contrato de grabación en Deram, la división progresiva del sello Decca. Aquella banda denominada por aquel entonces, The Cheerful Insanity of Giles, Giles & Fripp.
Peter Giles se marchó de la formación y Robert Fripp decidió aumentar la apuesta: una nueva banda que fusionara el rock y el jazz, la sutileza de las baladas y el barroquismo clásico, con una dosis de imprevisibilidad musical que los hiciera difíciles de clasificar. Para ello contó con el inestimable aporte de Ian McDonald, un talento versátil, ejecutante de saxo y flauta y hábil en el delicado manejo del mellotrón, el instrumento estrella de aquellos días, capaz de emular analógicamente, con un sistema de cintas magnéticas gatilladas por un teclado, los sonidos de toda una orquesta. Fripp y el batería Michael Giles añadieron a Pete Sinfield, para escribir y componer nuevos temas, y a un cantante de registro profundo que también dominaba el bajo y podía tocar guitarra: Greg Lake. Así quedó integrado el primer King Crimson.
Ya como King Crimson y tras algunas actuaciones en pequeños clubes y de aparecer en importantes programas radiofónicos, la banda tiene su prueba de fuego en el Hyde Park de Londres el 5 de julio de 1969, tocando como teloneros en el recital gratuito que los Rolling Stones dieron en homenaje a Brian Jones, fallecido pocos días antes. Ese día 650.000 espectadores fueron deslumbrados por el inédito despliegue musical de King Crimson.
Por entonces, ya Fripp, McDonald, Lake, Giles y Sinfield estaban grabando su álbum debut en los estudios Wessex Sound de Londres y produciendo ellos mismos las sesiones, algo que era poco común en esos días. Por fin, el 10 de octubre de 1969 aparecía «In the Court of the Crimson King», un excelente muestrario del abanico estilístico que manejaba King Crimson. Lo demás ya es historia.
«In the Court of the Crimson King» se ha reeditado y mejorado en multitud de ocasiones. Aún es emocionante como suena. Su lanzamiento marcó un punto de inflexión en el movimiento del rock progresivo y quizás el único inconveniente es que King Crimson nunca pudo replicar su brillantez, no importa cuánto lo intentaran. En general, King Crimson sentó las bases del rock progresivo. Pocos álbumes pueden igualar su impacto e influencia duraderos. No crearon rock progresivo, pero perfeccionaron su sonido.
Existen discos igual de buenos que «In the Court of the Crimson King» de King Crimson pero no mejores…
Escucha In the Court of the Crimson King» (1969) de King Crimson:
NO MUSIC. NO LIFE. PLAY IT LOUD, MUTHA! FUCK YOUR SPEAKERS. MAKE ART NOT FRIENDS. MUSIC IS MEDICINE
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