«Carnage» de Nick Cave fue concebido y grabado durante el confinamiento junto a Warren Ellis, cabeza visible de su grupo The Bad Seeds. El disco lo componen ocho temas en donde hay espacio para la improvisación y ya el pasado 7 de enero desvelaba un rumor que se había ido propagando en los últimos tiempos. Aquel día anunció que el título de su nueva grabación de estudio sería «Carnage» un trabajo de colaboración con Warren Ellis, multiinstrumentista y cabeza visible de los Bad Seeds.
Nick Cave escribió las letras de las composiciones del álbum en dos días y medio. Ambos grabaron el disco en cuestión de semanas en el estudio londinense, Soundtree. Cave se encargó de las voces, el sintetizador, el piano y la percusión, mientras que Ellis tocó una gran variedad de instrumentos, desde el violín, la viola y la flauta, hasta el glockenspiel y el autoarpa.
El álbum es el primer proyecto discográfico que ambos publican como dúo artístico sin relación a un proyecto audiovisual, ya que los intérpretes han colaborado en múltiples ocasiones para componer bandas sonoras de series, películas e incluso obras teatrales. El 18º álbum con Bad Seeds, o al menos, con Warren Ellis de los Seeds, más melódico, musicalmente tejido a partir de una estructura de piano y guitarra, pero forrado con suaves sintetizadores, cuerdas y coros.
El predicador comienza su sermón escrito durante el éxtasis de la pandemia. Un encierro familiar para Cave ya que fue adicto a la heroína durante muchos años y el autoaislamiento y el distanciamiento social eran parte del juego. Tras la muerte de su hijo adolescente en 2015, se describe a sí mismo como «muy familiarizado con la mecánica del duelo» y ha notado que «el duelo colectivo funciona de una manera inquietantemente similar al duelo personal, con su oscura confusión, profunda incertidumbre y pérdida de control.
Escucharás todo esto en «Carnage». Aunque el estado de ánimo sonoro se suaviza después de las dos primeras canciones, se invitará a los oyentes a compartir la alegría trascendente en los recuerdos de un niño perdido, el asombro de un amante sumiso cuyo amor a modo de oración por su esposa es una continua gracia salvadora, la frustración de un hombre enjaulado con un «camino abierto» desde el corazón, como alguien que tiene que ir agachándose para hacer un viaje del alma por si las puertas están cerradas.
