Rob Leines es uno de esos tipos genuinos que podría subir al escenario y cantar sin un micrófono y su audiencia no perdería el ritmo. El de Hinesville, Georgia en los Apalaches, ahora en Los Angeles ha publicado su segundo disco de estudio «Blood Sweat and Beers», tras su debut con «Bad Seeds» en 2018. Al crecer en los Apalaches siempre estuvo rodeado de Bluegrass y música de raíces sureñas, una familia de músicos lo inspiraría más tarde en la música, desde esas colinas de Tennessee.
«Blood Sweat and Beers» evoca ese tren por el carril rápido arrasando con todo lo que encuentre en su camino. Canciones capaces de aprovechar lo intemporal y hacerlas que suenen descaradas, arraigadas en el trabajo, en la tristeza, en el honky-tonk, convicción y terquedad, en ese espíritu de fogata entre su obvio estoicismo, que se equilibra magníficamente con sombríos gritos y chillidos urgentes apoyado por espléndidas guitarras que lloran suavemente sobre el acero envolviendo historias de angustia sobre tipejos que se acumulan detrás de una barra de bar.
Las letras de Rob Leines conservan ese estilo narrativo característico del narrador de historias de obreros quemado por postcombustión del rock. Su corazón sureño crece más en el disco con la distancia. Después de unos años de viajar y trabajar como soldador en plataformas petrolíferas en el Pacífico, decidió tomarse la música más en serio. Ese curro duro y sucio le provocaba a su música mostrar un sonido áspero, crudo, enérgico apoyando bajo esa poderosa voz. La música se convertiría en una especie de refugio seguro para festejar y pasar un buen rato, rompiendo ese molde y piel dura combinando esa mezcla clásica de rock sureño, outlaw country y blues en su sonido contado a través historias de carretera y vida personal.
Excelente «Blood Sweat and Beers» de Rob Leines que toma esa inspiración de sus favoritos para ponerle su propio sello con una versatilidad asombrosa sonando a esa música que atufa a whisky, la favorita del diablo o de una simple melodía de country facineroso y clásico o rock’n’roll hosco, lleno de saliva y arrogante que encaja en cada tema como el final poderoso de «Curse the Sun» que resume todo este sensacional discazo.