Joni Mitchell publicó la obra maestra «Blue» un 22 de junio de 1971. Cuarto álbum de estudio de la norteamericana en la que parece una paisajista por el modo en que escribía sus canciones describiendo olores y sonidos para traducir lo que está pasando en sus canciones, y usando muy pocas palabras para transmitir inmensas sensaciones.
Medio siglo después, «Blue» de Mitchell existe en ese espacio enrarecido más allá de lo influyente o incluso canónico. Es arquetípico: el viaje de la heroína que Joseph Campbell olvidó trazar. Es la historia de una joven inquieta que lo cuestiona todo: amor, sexo, felicidad, independencia, drogas, Estados Unidos, idealismo, maternidad, rock ‘n’ roll, acompañada de los sonidos desarraigados y afinados idiosincráticamente que tan acertadamente llamó sus «acordes de consulta.»
Aunque tenía solo 27 años cuando salió, Mitchell ya había vivido más que suficiente para saber cuánto sufrimiento y sacrificio se requiere para que una mujer rompa el guion tradicional y busque la libertad en sus propios términos. Sabía acerca de los insomnes, los anhelos de vida doméstica, y sabía de las abuelas que pateaban las puertas de las bisagras. También sabía que la maternidad habría sido demasiado difícil de equilibrar con la vida de su artista, y relataba abiertamente su decisión de dar a su hija en adopción en la deslumbrante «Little Green».
Pero la otra cara de tal patetismo fue que la mujer nacida como Roberta Joan Anderson y criada en Saskatoon, Saskatchewan, llegó a experimentar el tipo de cosas limitadas a los sueños de la mayoría de las personas. Aprendió lo que se siente al volar. Quizás debido a su título, «Blue» tiene una reputación inmerecida de ser taciturno o incluso depresivo. Que no es. Obra maestra. Existen discos igual de buenos que «Blue» (1971) de Joni Mitchell, pero no mejores…
Escucha «Blue» (1971) de Joni Mitchell:
NO MUSIC. NO LIFE. PLAY IT LOUD, MUTHA! FUCK YOUR SPEAKERS. MAKE ART NOT FRIENDS. MUSIC IS MEDICINE
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