El cielo gris y lloroso que nos acompañaba en la entrada de la sala Wolf no fue motivo suficiente para impedir que pudiéramos disfrutar del interesante cartel que se ofrecía a los amantes del blues. Por un lado, Ely & the Good Boys ofrecía su visión más contemporánea del género pero sin perder de vista las raíces, mientras que Laura Cox forma parte de esa nueva hornada de músicos capaces de mezclarlo con el hard rock para dotar a sus canciones de un punto extra de distorsión. Una combinación como esa solo podía obtenerse un resultado, una excelente velada musical que dio comienzo de manera puntual con la aparición sobre el escenario de la banda afincada en Barcelona.
Ely & the Good Boys fueron los encargados de dar el pistoletazo de salida y de acariciar nuestros oídos durante poco más de una media hora que a muchos se les hizo escasa. Porque desde el arrollador inicio con “Blues Is My Business” consiguieron atraer la atención de los que no sabían con que se iban a encontrar al entrar. La impecable base rítmica de Victor Solana a las baquetas y Max Mojo Moritz al bajo, junto a las afiladas guitarras de Carlos Saura conforman un pedestal perfecto en el que se apoya la poderosa voz de Elena Ley.
Presentaron su disco homónimo ante una sala que se iba llenando a cuentagotas y que a buen seguro acabó arrepintiéndose de no haber llegado antes para ver el show completo, porque temas como “Dance With The Devil”, “Losing My Mind” o “Voodoo Woman”, a pesar de los cortes puntuales que sufrió Elena en su micrófono, hicieron que más de uno se apuntara el nombre de la banda para disfrutar de alguno de sus futuros conciertos.
Con “Lonely” la banda consigue seducir y atraparte hasta el punto de conseguir que el entorno cambie, al menos en tu cabeza, a algun antro de Chicago durante los años veinte, y lo veas todo en blanco y negro tras una densa cortina de humo y un bourbon sin hielo. La versión en directo de “Shine On” vuelve a traer la música al aquí y ahora insuflando positividad antes de hacernos bailar y cantar con “Get My Mojo Working” con la que pusieron fin a la media hora de actuación que a buen seguro a más de uno se le hizo muy corta.
Tras el excelente show, llegaba el turno de la guitarrista francesa. La casuística hizo que, para este que escribe, el último concierto previo a la pandemia fuera un triple cartel compuesto por Wolf Jaw, Jared James Nichols y nuestra protagonista de hoy, y que este fuera el primer concierto sin limitaciones de aforo, mascarillas y demás medidas sanitarias. Algo que la misma Laura recordó, pues aquella fue la última de las fechas de la gira que se interrumpió abruptamente. Así que tanto en el público como sobre el escenario se vió un extra de motivación para disfrutar del concierto.
Y ya se pudo palpar desde el momento en que la banda pisó las tablas para despachar guitarrazos con la inicial “One Big Mess” que pinta a que formará parte de su próximo trabajo. Laura Cox ha ido poco a poco haciéndose un sitio dentro de la parroquia de las seis cuerdas con sus riffs directos y su técnica, demostrada con creces desde que empezara colgando videos en You Tube de sus temas favoritos cuando era una adolescente. Ahora, ocho años después de su inicio y con dos buenos discos en la mochila, Laura retoma la gira de presentación del segundo de ellos, “Burning Bright” no sin olvidar su debut “Hard Blues Shot”.
Tras la novedad inicial llegaron las viejas conocidas y sobre el escenario, un cambio en la formación respecto a su última visita con la incorporación en la banda del bajista Adrien Kah. Con “Too Nice for Rock and Roll” y “Take Me Back Home” dejó claro que la inspiración del disco debut le debía mucho a AC/DC y a Joe Bonamassa respectivamente. “Bad Luck Blues” y “Looking Upside Down”, con solo de bajo incluido, dieron paso a “Head Above Water” la segunda de las nuevas canciones que Laura Cox presentó en vivo.
La vieja guardia de Laura Cox fue tomando su merecido protagonismo a medida que el show avanzaba y nos dejó grandes detalles como el excelente trabajo de slide de Mathieu Albiac en “River”, toda una driving song, o la contundencia en los parches de Antonin Guerin en los parches durante “Fire Fire” que puso al público a saltar y cantar. Fue Mathieu Albiac el encargado de iniciar con un buen solo la serie de cuatro temas de “Hard Blues Shot” que sonarían a continuación: “The Australian Way”, “Good Ol’ Days” (quizás fue el único momento relajado de toda la velada), “If You Wanna Get Loud (Get To The Show)” y “Going Down” que vino precedida del solo de Antonin Guerin.
Tras “Last Breakdown” la banda se tomó un merecido descanso antes de afrontar el tramo final del concierto en la que destacó “Hard Blues Shot”, heredera directa de los riffs de la banda de boogie rock australiana más grande de la historia. Una vez terminó “Freakin Out Loud”, una visiblemente exultante Laura dió las gracias a los que estábamos allí y tras presentar por una vez más a la banda abandonaron el escenario sabedores del buen trabajo realizado durante la última hora y media. Y como siempre, tanto ella como la banda se mostraron cercanos al terminar el concierto atendiendo a fotografías, firmas de discos y lo que hiciera falta.
En definitiva, una excelente velada de rock y blues la que se vivió en la Sala Wolf, con el descubrimiento de una banda como Ely & The Good Boys y la fuerza conocida de Laura Cox, que apunta a que se repetirá en cuanto su tercer trabajo salga a la luz, eso sí, espero que cuando llegue el momento y con la nueva normalidad asentada se pueda volver a las salas llenas para apoyar ya no sólo a los músicos, sino a todos aquellos que hacen que podamos disfrutar de ellos.
Fotos Desi Estévez.