«The Lonely One» (2018) y «Something Lovely» (2020) forman, por el momento, la aportación a la historia de la música de la hija menor de la leyenda del country Glen Campbell, unos trabajos más que correctos que se sumergen en la raíces de la música popular americana. Oriunda de Phoenix, Arizona, nos ha visitado acompañada por Thor Jensen a la guitarra y coros, un músico de Nueva York que se debate entre el Rock and Roll y la música de Jazz, dentro de la gira «Spring Tour 2022».
Los inicios de Ashley en el mundo de la música se remontan cuando empezar a girar con la banda de su padre en el 2011, a quien acompañó hasta que el Alzheimer le obligó a retirarse de los escenarios, y cuya lucha quedo reflejada en el documental «Glen Campbell: I’ll Be Me», dirigido por James Keach en el año 2014. En esta ocasión y después de su paso ya hace unos años por el Festival Huercasa al que hizo referencia, recalo en una Sala Porta Caeli, que a pesar del día presentaba una aceptable entrada, y que disfruto de la deliciosa voz y de la solvencia al banjo de la artista de Phoenix, que sigue con su cruzada de eliminar los prejuicios que asocian el country con el conservadurismo, y es que como comento en alguna ocasión «me preocupa que se perciba como una música de derechas, porque en absoluto es así». Temas propios que intercalo con versiones de Dolly Parton, Hank Williams, o de su padre, Glen Campbell, con su clásico de 1967 «Gentle on my Mind», en un concierto que no fue muy extenso en el tiempo, pero que no creo que decepcionara a nadie…aunque , más de uno, se olviden en estos lugares de disfrutar de la música y se dediquen a las relaciones sociales, para disgusto de otros muchos que solo queremos disfrutar de la música.
Hace unos días escuchaba al gran Manolo Fernández hablar de las giras por la Península de bandas como Cordovas o The Mastersons, y me daba cuenta de la suerte que tenemos en esta ciudad de contar con ciclos como los Conciertos Salvajes, Salas como la Porta Caeli, o irreductibles como la gente del Reducto Sónico (no nombro a ese Festival bandera que responde al nombre de Valladolindie, que ya juega en una liga diferente), porque si no fuera por ellos esta ciudad, que tanto saca el pecho, seria habitualmente esquivada por giras de bandas o de solistas foráneos con un cierto renombre, esos mismos que recalan, por descontado en Madrid, Barcelona, Bilbao o Valencia, pero que también se dejan ver por Santander, León o Avilés, esquivando la capital pucelana….así que por descontado, tenemos que estar sumamente agradecidos a ellos que dentro de unas posibilidades limitadas nos ponen en el mapa, aunque sea a menos escala.
