No las tenía todas conmigo al enfrentarme al nuevo trabajo del bardo de Jacksonville. Sobreexcitado y desmesuradamente prolífico desde su retorno a la primera línea musical, esta es su tercera entrega este año y la quinta desde diciembre de 2020 con su prometedor “Wednesdays”. Esta desbordante producción no se ha traducido en un mantenimiento de los estándares de calidad a los que nos tenía acostumbrado. Su último gran disco, “Prisioner”, es del ya lejano 2017.
El inicio con “I Want You” (puro Big Star), “Love Me Don’t” ( con unas guitarras saturadas que la llevan a tierra de nadie) y el saxo de “Fantasy File” me descolocaron totalmente. Parecen retales de vagas ideas que destilan una más que frágil solidez, un errática miscelánea de mensaje totalmente disperso. Pero con la llegada de la breve “When She Smiles” el panorama cambia por completo. Una canción marca de la casa que nos obliga a cambiar el chip.
“Hall Of Shame”, “Wild and Hopeless” y “So Dumb” nos devuelven al Adams más épico y crepuscular, impregnado de reverb a la manera de una de sus mejores obras, ese “Ryan Adams” de 2015 con el que confirmó su estatus de músico imprescindible para entender el tránsito de la “americana” a secas a algo mucho (pero mucho) más completo.
Con “Fairweather” y “Someday” retorna a esa zona de confort que es la balada ochentera (no como término peyorativo, sino en el buen sentido de la palabra), y “Do You Feel” es un RnR old scool que a guitarrazos acaba derivando en algo mucho más potente. No es “Easy tiger”, pero es su mejor entrega eléctrica en años.
A la manera de los entrañables Statler y Waldorf de los Muppets, comencé a abroncar y desaprobar “FM” desde mi cómodo palco, hasta que pasado el sobresalto inicial lo fui disfrutando sin prejuicios . Un disco breve que acaba rebelándose como una verdadera pieza de resistencia, una obra más que destacable que no resuelve dudas, sino que plantea de nuevas.
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